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Monday, December 19, 2022

Lista de lecturas 2022


Comencé a publicar estas listas para llevar cuenta de los libros que había leído a lo largo del año y compartir la lista, que incluye un brevísimo resumen, con quienes buscaran libros que leer. No sé cuan útil ha sido este ejercicio para los demás pero a mi me ha servido un poco de memoria. Cuando quiero asegurarme de haber leído una novela o recordar la trama de la misma, regreso a mis listas.

Este año empecé con la lectura de tres novelas formidables.  A lo largo del año comencé varias novelas que todavía tengo a la mitad pero acostumbro incluir aquí solo las que termino. Cuando quiero leer algo y los de la biblioteca no me atraen, recurro al Kindle. Como esta lista incluye varios ebooks (11), los he identificado. Acabo de darme cuenta que trece de las novelas incluidas contienen algún elemento de lo fantástico o son de ciencia ficción. Interesante para mí ya que hubo un momento en mi vida que no leía nada de ese género y hasta lo menospreciaba. Creo que fue Margaret Atwood quien cambió mi percepción del género con la novela The Handmaid’s Tale.

  1. Station Eleven de Emily St. John Mandel. Novela en la que se basa la serie de HBO del mismo titulo. A raíz de una epidemia en la que muere una gran parte de la población, Kirsten y su tropa de músicos y actores luchan por sobrevivir mientras se protegen de otros grupos de sobrevivientes hostiles. Hermosa. Cautivante. 
  2. The Census Taker by China Mieville. Es una novela surrealista en la que un niño sobrevive las excentricidades de su madre y la violencia del padre. Muy buena aunque la tuve que leer dos veces para entender todo lo que pasaba. Leída en Kindle.
  3. Klara and the Sun de Kazuo Ishiguro. Klara es un androide creada como acompañante de niños enfermos. Dentro de su limitada visión del mundo Klara busca la forma de proteger a su niña. Es una novela bella. De las que en cuanto la terminas ya la quieres releer. Me la prestó JA y la convencí* para que me la regalara.
  4. The Song of Achilles de Madeline Millar. Una versión inclusiva y moderna de la historia de Aquiles. Me obligué a terminarla.
  5. Comeuppance Served Cold de Marion Deeds. Una bruja moderna completa su venganza. Ebook.
  6. The Book of the Unnamed Midwife de Meg Elison. La primera de una trilogía. Después de una epidemia una enfermera sobrevive vestida de hombre mientras rebusca en casas abandonadas y negocios por comida y medicinas que la ayuden a sobrevivir. Aprende que en un mundo tan hostil es más seguro pasar por hombre. En su camino, ayuda a otras mujeres y  cuando llega a lo que será su destino final, sirve de historiadora y partera. Kindle
  7. Fox Woman Dreaming de Pamela Joy Voight. Esta es una novela surrealista sobre una mujer que sueña con su pasado mientras está atrapada en una realidad virtual. Muy buena. Kindle.
  8.  Nightbitch de Rachel Yoder.  Leí sobre esta en una revista, no recuerdo cual y comentaba que la película saldría próximamente con Amy Adams como protagonista.  La protagonista de esta novela descubre que al tratar de reprimir su creatividad y dedicarse a las labores domesticas, se siente invisible. Inesperadamente, una noche sueña que se ha transformado en una perra que merodea el vecindario durante las noches. Pronto se da cuenta que no es un sueño…Me molestó el tonito panfletero/feminista de algunas partes pero se lee con facilidad. Kindle.
  9. The Book of Etta de Meg Elison. Segunda parte de The Book of the Unnamed Midwife. Aquí la protagonista, Etta es una lesbiana que se ha criado a la sombra del libro que escribiera la partera sobre como era la vida antes de la pandemia. Etta sueña con escaparse de la comunidad en la que se ha criado y vivir su identidad sexual sin miedo ni represiones. Kindle.
  10. The Book of Flora de Meg Elison. Tercera parte de la serie de Elison. Aquí la protagonista es Flora, quien nace con órganos masculinos pero se identifica como mujer. Flora se enamora de Etta quien la rechaza por ser hombre. Esta serie explora las identidades y serviría para un curso sobre el tema. Kindle
  11. The End of Men de Christina Baird Sweeney. Un virus acaba con la población masculina y dejan de nacer niños. Una joven periodista y su asistente descubren que el virus fue creado por una facción del gobierno como una forma de acabar con la violencia. El virus, sin embargo, tiene un efecto inesperado y mortal. Kindle.
  12. Sick Kids in Love de Hannah Moskowitz. Dos jóvenes con enfermedades crónicas se encuentran y se enamoran. Algo así como, The Fault in our Stars de John Green. Tierna. Kindle
  13. La Oculta de Hector Abad Faciolince. La historia de una finca en Medellín y el impacto de esa propiedad sobre los herederos.

14.  Modelos de Mujer de Almudena Grandes. La colección consta de siete cuentos todos con una mujer de protagonista. A pesar del título, no son modelos de mujer exactamente sino distintas historias de mujeres atrapadas en circunstancias particulares.

15.  Falcó de Arturo Pérez Reverte. Esta es una novela detectivesca al estilo noir en el que el detective Falcó se infiltra en una banda de rebeldes que buscan dar un golpe al gobierno español.

16.  Antes de que llegue la luz de Mayra Santos Febles. Una especie de autobiografía en el que la narradora recoge sus temores y los de sus hijos después del paso del Huracán María.

17.  El peligro de estar cuerda de Rosa Montero. Un recuento seudo-biográfico sobre la locura y como tiende a prevalecer entre los artistas o como dice  Montero, las mentes creativas. Aunque soy fan de Rosa y la leí con relativa facilidad, no es lo mejor de Rosa. La encontré repetitiva y pretenciosa.

18.  Binti de Nnedí Okorapor. Una novelita corta sobre una joven que debe usar sus conocimientos ancestrales para sobrevivir un ataque en el espacio. Kindle

19.  Bethany y la bestia de Jack Meggitt-Phillips. Esta la compré para regalársela a mi nieto de nueve años. La leí para asegurarme que aunque uno de los protagonistas era un monstruo que comía niños, no lo iba a traumar para el resto de la vida...aunque no recuerdo que en mi casa me escudaran de ningún tipo de libro…

20.  Kindred de Octavia Butler. Un clásico de la ciencia ficción. Una joven afro americana del siglo XX es transportada a una plantación sureña del siglo XIX y obligada con sus conocimientos modernos a sobrevivir el racismo y la violencia de la esclavitud. Kindle.

21.  Réquiem para un campesino español de Ramón J Sender. Vi el nombre de este autor en un Tweet y lo busqué. Le pregunté al colega y el me habló de esta novela. El final o el clímax, es un golpe al estómago. Bella. Evocativa de la nostalgia y la comunidad, pero fuerte acusación a la hipocresía religiosa.

                                       

Wednesday, July 13, 2022

La semilla del mañana

            For Jane


Estoy en el patio desyerbando. Oigo los pájaros cantar y recuerdo que debo vaciar el contenedor de la composta. Un pitirre protector que ha hecho nido en el palo de aguacate por lo que cree le pertenece, me ataca. Yo me agacho y veo unas parchas en el suelo así que tratando de esquivar al pájaro hostil que se anida en mi árbol, las recojo. Entonces pienso en el joven que pronto ha de cumplir catorce años y le hago gestos para que me mire y atienda ya que desde que se levanta hasta que se acuesta se sienta por diferentes puntos de la casa encorvado y concentrado en lo que le dice la laptop, o la tablet. La verdad es que no he indagado. No se que tipo de aparato es. Sé que es un equipo electrónico que lo tiene ensimismado. Lo invito a salir al patio conmigo y me pregunta “¿A qué?”. Yo le digo que a conocer el mundo y me lanza una de esas sonrisas sardónicas que solo los jóvenes saben hacer y encoge los hombros. “¿No te interesa conocer el mundo?” le pregunto a lo que me responde con hastío y diría que hasta un poco de desdén, “Ya sé lo que hay ahí. Unos palos con frutas y una piscinita.” 

En esos precisos minutos llega un mensaje de una amiga. Es un meme que incluye una cita de Carl Sagan. 

"You go talk to kindergartners or first-grade kids, you find a class full of science enthusiasts. They ask deep questions. They ask, "What is a dream, why do we have toes, why is the moon round, what is the birthday of the world, why is grass green?" These are profound, important questions. They just    bubble right out of them. You go talk to 12th graders and there's none of that. They've become    incurious. Something terrible has happened between kindergarten and 12th grade."

Mi amiga quiere saber que pienso de la cita de Sagan. Pues, pienso que lo triste es que no tienes que esperar a que lleguen al año doce para que pierdan la curiosidad por aprender. Se pierde mucho antes. Alguien alguna vez me dijo que se perdía al llegar al cuarto grado, o sea a la edad de nueve años. Uno de mis nietos llegó a los nueve este año. Y me temo que hay algo de eso. Algo pasa en las escuelas o en la forma en que los niños se forman en las escuelas que pierden el interés por el mundo. O tal vez es el hogar. ¿Qué pasa en la casa que el pequeño o pequeña pierde interés? Empiezan por hacer lo mínimo por pasar las clases y corren a conectarse a una laptop, teléfono u otro electrónico. Y las niñas me preocupan especialmente, pero ese es otro tema. 

Que no, que no todos lo hacen a esa edad y hay algunos que son capaces de mantenerse interesados en el mundo siempre, pero me temo que son los menos. Por otra parte hay los que la pierden y la recuperan. Hay para quienes una maestra enciende una mecha en el camino, o en la universidad un profesor, una compañera o una lectura los transforma. 

Le pregunto al nieto que está de visita, que qué se ve haciendo de adulto y me dice que nada. Lo presiono y me dice que arquitecto. Le pregunto, "¿qué es un arquitecto?" Y me contesta algo que vagamente se asemeja a lo que es el trabajo de ese profesional para después confesar que no está seguro de lo que es un arquitecto. "¿Y si tus padres desaparecen mañana, has pensado como te las arreglarías para sobrevivir?"insisto. Después de un rato me dice que el está muy joven para pensar en eso. 

Yo quisiera recordar qué hacía a los catorce. Recuerdo a los catorce me enamoré por primera vez y leía, casi exclusivamente, novelas de Corin Tellado y Barbara Cartland. Así que mi cabeza estaba llena de musarañas también, pero soñaba con ir a lugares exóticos y con conocer gente interesante. No sé con que sueña los nietos. 

Al otro día, ¡una revelación! En mi intento por involucrar al nieto, le pregunto si ha oído de lo sucedido en Sri Lanka. Le cuento como el pueblo invadió el palacio del presidente y hasta se echaron a la piscina. El se ríe y me dice que si vio algo en la televisión, aunque no lo he visto sentarse a ver televisión… Y me pregunta que por qué pasa eso, lo de Sri Lanka. (Estamos escuchando la radio, el programa Sobre la mesa. En el programa Marilú Guzmán (moderadora de turno) le pregunta al Dr. Carlos Severino sobre la crisis en Sri Lanka y el doctor hace un resumen y menciona lo de Haití.) El nieto me dice, muy confiado “¿Sabes por qué ocurrió eso en Haití?”Y se me paran los pelos de punta. Temo oír lo que me va a decir pero trago en seco y le digo, “Ajá. ¿Por qué?” Y me suelta que si la esclavitud, que si el monocultivo, que si la deuda que le impusieron los franceses que nunca ha podido pagar el país vecino. Me confieso felizmente aliviada y hasta orgullosa. 

Cuando se lo cuento al colega me dice, “Eso habla muy bien de el, de la escuela y del maestro”. 

Así que, repaso la pregunta inicial y confieso que solo sé que no sé nada. Que los padres, los abuelos y a veces hasta los maestros desconocemos lo que aprenden los muchachos, lo que les interesa, lo que les va a cambiar la vida, pero eso no nos impide preocuparnos, interesarnos por oir lo que puedan decir, y hasta inmiscuirnos en sus vidas y cantar a viva voz, “Oh, very young, where will you lead us this time?”

 Incluyo enlace a YouTube de tres  canciones sobre la niñez que siempre me han encantado porque recogen eso que sentimos los mayores con hijos y nietos, esa mezcla de esperanza y dudas... 

1. Oh, very young by Cat Stevens 

2. Ribbons undone by Tori Amos 

3. Esos locos bajitos de Serrat

Sunday, June 26, 2022

Liberar el fantasma de mi antiguo yo de Emma Stubbs

 “..."porque mientras uno espera a que los sueños se cumplan, llega la enfermedad o un accidente..." Héctor Abad Faciolince 

Esta columna es traducida con permiso de la autora de la siguiente página: https://whostolemydopamine.com/ El título original es Releasing the Ghost of my Former Self, Life with Parkinson's...Emma Stubbs expresa lo que yo hubiese querido decir.


Cuando nos diagnostican una enfermedad crónica o degenerativa, suele producirse un proceso de duelo.

Sentimos que se nos ha robado la normalidad y la vitalidad y esto se convierte en un reto. Pone sobre el ruedo dos cuestiones importantes. En primer lugar, refuerza el estereotipo del cuerpo "normal" frente a la percepción de los defectos de un cuerpo enfermo o discapacitado. En segundo lugar, impugna nuestro derecho a llorar esta pérdida.

Declarar una pérdida implica que estamos incompletos, vulnerables e incapaces de asimilar el ideal social de lo que es un cuerpo hábil. Sin un cuerpo que funcione como debería, este ideal social se vuelve inalcanzable.

Esta "pérdida" que experimentamos a través de la enfermedad es un desafío social y político, posiblemente no sancionada. Cuando alguien muere, el protocolo es claro. Cuando alguien pierde un trabajo o sus ingresos, el protocolo está claro. Cuando alguien se enferma y la enfermedad es curable, se recupera y vuelve a integrarse a la sociedad. Pero cuando alguien pierde la funcionalidad de forma progresiva, ¿Cuál es el protocolo? 

Llorar una pérdida cuando nadie sabe cuáles son las "reglas" es incómodo. La sociedad, los amigos y familiares, hacen un buen intencionado esfuerzo por reaccionar adecuadamente. Mientras que los gobiernos rehúyen (o ignoran) la "carga". Tras el diagnóstico, se nos pueden negar el apoyo y el tiempo que se requiere para asumir el duelo. Esto nos lleva a una incapacidad para expresar las emociones que florecen frente a esta pérdida, como la rabia, por ejemplo. Padecer una enfermedad crónica nos sitúa en un patrón en el que se suspende o reprime la pena, la rabia, la pérdida y la culpa. Los estereotipos culturales se agrupan, sofocando nuestra capacidad de expresar vulnerabilidad. Como resultado, tratamos de pretender que seguimos siendo la persona que deberíamos ser o que solíamos ser en lugar de la persona que somos ahora.

Al ofuscar nuestra experiencia, nos convertimos en los únicos custodios de nuestra pérdida. Nuestras vidas y relaciones se ven reconfiguradas por el imperativo social de que seamos humildes y agradecidos.

A menudo, la persona enferma es quien tranquiliza a los demás como si fueran (solo) ellos quienes recibieran las malas noticias. Necesitamos confiar en que los demás no se sientan abrumados por nuestros sentimientos. Pero cuando tus hijos o tu pareja se esfuerzan por aceptar tu enfermedad, es difícil no sonreír y decirles que estás bien. La lógica es que si me río y acepto con ligereza la enfermedad, los demás se sentirán más cómodos conmigo. Lo malo es que esto puede llevar a la persona enferma a no hablar de lo que le preocupa o teme.

Después de cualquier pérdida traumática, necesitamos reorganizar la historia de nuestra vida. Para abarcar esta nueva realidad, tenemos que liberarnos del fantasma del yo antiguo. Liberarnos de quienes éramos puede permitirnos crear una nueva narrativa vital que nos permita seguir adelante.

Por otro lado, un cambio en la sociedad y como asume
las enfermedades crónicas podría hacer que este proceso resultara más natural y empoderador. Aprender a normalizar la discapacidad y la enfermedad sería un buen comienzo. Más rampas, baños más amplios, barandillas, menos escaleras, etc. (¿Cuántas personas sin discapacidad se lesionan en escaleras anualmente?) Estas cosas pueden beneficiar a todo el mundo. El pensamiento capitalista de "ganar dinero con cada centímetro cuadrado” no nos hace bien.

Hablando como alguien con Parkinson, puedo asegurar que moverse lentamente por el mundo es mucho más saludable. Tienes tiempo para disfrutar del paisaje y charlar con la gente cuando te paras a descansar o a esperar a que el cuerpo coopere. No niego que a veces sea un reto increíble, pero no tiene por qué ser tan difícil en esta sociedad implacable.

Han pasado cuatro años desde que me diagnosticaron oficialmente. ¿Sigo sufriendo? ¿Sigo en duelo? Claro que sí. Pero estoy creciendo en este nuevo yo. Estoy aprendiendo a adaptarme, a ser más amable conmigo misma y a maldecir en voz alta cuando los síntomas del Parkinson se vuelven intolerables.




Friday, February 11, 2022

Acumular recuerdos


Cuando me fui del hogar paterno permanentemente, o sea casada no como estudiante, llevaba muy poco conmigo, porque poseía muy poco. Lo que dejé atrás, algunas cartas, postales y libros mi mamá se encargó de deshacerse de ellos. Recuerdo mi desconcierto cuando le pregunté si sabía donde estaban. Me dijo entre desafiante y hastiada que las había botado. No recuerdo, pero supongo que balbucee alguna queja pues no tenía la costumbre de retar a mi progenitora, aunque ya era una adulta formada con un bachillerato a cuestas. Sé que me invadió una tristeza inmensa porque había una carta que mi papá me había escrito cuando yo era niña y el se encontraba, por causas que no vienen al caso, recluido en un hospital. Todavía hoy quisiera haber conservado esa carta.

 Años después cuando me mudaba de la casa en la que había nacido y se había criado mi hijo, mudé muchas más cosas. Mucha más ropa, zapatos y libros, además de muebles, enseres y demás cosas de una casa. En aquel entonces, ya éramos tres los que nos mudábamos: mi esposo, mi hijo y yo. Cada uno con su cúmulo de posesiones que habíamos acumulado a lo largo de quince años. 

 En estos días en los que varias de mis amistades han estado en el proceso de mudarse, o se han mudado he recordado esas mudanzas mías y pienso en las que todavía nos esperan al colega y a mí…o la mudanza final, si tenemos suerte. Uno piensa que después de cierta edad solo hay dos mudanzas posibles: al cementerio o al asilo. Ver a mis amistades inmersas en este trajín de lanzarse a una nueva aventura me da un poco de estrés.

¿Por qué le asignamos tanto valor a los objetos?  Si alguien me preguntara que cosa no podría dejar atrás si me mudara  diría que si tuviera que irme de prisa agarraría mi cartera, por eso de los papeles importantes…Por otra parte, los objetos que cargaría a otra vida dependen de tantas variables. ¿Por qué me voy? ¿Adónde me iría? ¿En qué momento de la vida? ¿Bajo qué condiciones? Cuando me retiré y abandoné la oficina que ocupé por mas de 25 años, eché varios documentos y algunos libros en una caja y dejé todo lo demás tal y como estaba. A veces pienso que me habrán odiado en la oficina por dejar tanto atrás...Ni las gavetas vacié, pero es que me entraba la fatiga de solo pensarlo y además temía echarme a llorar…

Cuando mi suegra estaba viva, siempre decía que ella no iba a botar nada (ni siquiera lo que era obvio que había que desechar.)  Decía que lo dejaba en manos de los herederos disponer de lo que había por la casa cuando ella muriera. Recientemente sus hijos vaciaron la casa. Para facilitar el trabajo alquilaron un vagón y vaciaron todo en ese recipiente. Cuando digo todo, es todo: muebles, enseres, ropas, libros y todo lo demás que acumula una persona en una casa en la que ha vivido por cerca de 55 años. 

Una amiga que acaba de vender el apartamento en el que ha vivido desde que volvió a casarse hace unos diez años me dijo con un dejo de tristeza que su vida se había reducido a 15 cajas que ahora estaban en casa de su papá. No sé como tuvo la valentía de desprenderse de tantos, pero así lo hizo. Otra amiga que se mudó me dijo que le costó dejar atrás 16 años de recuerdos en la casa que había diseñado y decorado a su gusto y en la que nadie mandaba excepto ella. No está segura que la movió a vender la casa y teme que los hijos quieran decidir cómo va a ser su vida de aquí en adelante. Mi hermana mayor también anda recogiendo para cerrar otro capitulo de su vida. Esa si que tiene cachivaches. Mi hermana, a quien le falta poco para ser hoarder porque mira que le gusta coleccionar, también va a mudarse de un espacio amplio a uno más pequeño. Una de sus grandes preocupaciones es que hacer con todo lo que tiene.

 Dice la magnífica Irene Vallejo en una columna reciente para Milenio que “Cuando nos mudamos, tomamos conciencia de la apabullante cantidad de cosas que amontonamos”. Lo triste es que realmente necesitamos poco pero el consumo desmedido ha hecho que sintamos la necesidad de acumular, de tener aun cuando esto signifique que el planeta lo estemos poniendo en jaque. Lo triste es que nadie aprecia las cosas que uno posee, tanto como uno. Ni siquiera la casa. Y cuando a los hijos/as les toque decidir, lo mas seguro es que sin miramientos termine todo en un vagón de la basura.

 

 

 

 

 

https://www.milenio.com/cultura/laberinto/casas-repletas-de-cosas-por-irene-vallejo

Saturday, January 15, 2022

Station Eleven: serie vs novela

 

Hace tiempo que no escribo sobre las series que veo así que decidí escribir algo sobre la que me tiene fascinada, tanto así que la he comenzado a ver de nuevo y hasta compré la novela. Lo que me propongo hacer aquí es tratar de entender cómo y por qué es que la versión televisiva y la novela, aunque diferentes, funcionan tan bien; cada una en su mundo, por supuesto. No sé si lo he logrado pero aquí van mis observaciones. Si no ha visto la serie o no conoce la novela: SPOILER ALERT.

Para empezar, un breve resumen de la trama. Station Eleven es una obra de Emily St.John Mandel que narra el antes y el después de los sobrevivientes de una pandemia (un virus misterioso) que acaba con gran parte de la humanidad. Estos sobrevivientes son: los miembros de the Travelling symphony que reúne a varios músicos y actores que viajan deleitando a la gente de los pueblos a los que llegan tocando música y presentando obras de Shakespeare; un grupo más grande que vive en un aeropuerto y cuidan del museo que ellos llaman El museo de la historia y por último están los seguidores de The prophet. 

 La serie Station Eleven (HBO) empieza en un teatro. Arthur Leander (interpretado por el magnifico, Gael García) que es un personaje que muere en el primer episodio pero que recurre como referente o recuerdo a través de la serie, lo vemos sobre el escenario en el papel de King Lear. Otro personaje recurrente, Jeevan, está entre el publico cuando nota que al actor le pasa algo y se levanta a prestar ayuda, a pesar de las protestas de su novia y los ujieres del teatro. En la serie Jeevan no es doctor ni siquiera paramédico, es más bien un escritor sin metas fijas, pero algo que el mismo no entiende lo mueve a socorrer al actor.

La novela también empieza con la obra de teatro. También Jeevan es quien primero se percata de que a Arthur le sucede algo, pero en la novela Jeevan ha estado entrenando para ser paramédico, y además conoce la obra que se presenta al dedillo por lo que nota cuando Arthur salta líneas del parlamento. Esto justifica su actitud y presencia en el escenario.

El que sea o no sea aprendiz de paramédico parece trivial en la serie, pero es de suma importancia en el desarrollo del personaje y la trama de la novela. Aun así los escritores de la serie logran cuadrar efectivamente el eventual conocimiento médico de Jeevan, conocimiento que adquiere a pesar suyo.

 Otro personaje central es la joven Kirsten Raymonde (Mackenzie Davis). Kirsten la vemos por primera vez como una niña de apenas 8 años que adora a Arthur y sabe que lo que quiere en la vida es ser como el, un actor que hace lo que ama. En la serie, el papel de la joven Kirsten lo hace la adorable Matilde Lawler. Matilde lo mismo parece tener 8 años que 30. Hay una dulzura y candidez en el personaje que sobrecoge al espectador. Kirsten,en la serie, abarca varios roles que en la novela se reparten. Y aquí es donde la magia del guión se manifiesta en todo su esplendor. La serie logra encapsular en diez episodios las 300 y pico de páginas de la novela. Kirsten en la serie es una heroína de series de acción, mientras que en la novela se debate entre el miedo y la inseguridad.

The prophet, cuyo verdadero nombre es Tyler y es hijo de Arthur, es un personaje al que le han dado otro giro en la serie. En la serie, Tyler abandona y vehemente rechaza lo conocido, el pasado, para buscar una vida que le sea más aceptable; mientras que en la novela es un niño engreído que se va con su mamá detrás de una secta religiosa y de alguna forma que no queda claro termina llamándose el profeta. En la serie lo han querido suavizar supongo para que se de la reunión final y para que se justifique su conexión con Kirsten pero en la novela es simplemente, el malo. No exploran su psiquis ni por qué hace lo que hace. Va por la vida robando niños, casándose con niñas y matando al que no lo sigue o lo contradice.

Como ven, la serie toma vida propia, cosa que leí que la autora aprobaba. El capítulo final de la novela dista mucho de la serie. En la novela, Kirsten llega al aeropuerto con sus compañeros rescatados de las garras del profeta. Cuando Clark conoce a Kirsten la lleva a la torre del museo para compartir un descubrimiento alentador, mientras que en la serie el final se centra en atar cabos: Clark (el mejor amigo de Arthur), Tyler y Elizabeth (esposa de Arthur y madre del profeta) se reconcilian; mientras también se da el esperado y conmovedor encuentro entre Kirsten y Jeevan.

 Para finalizar debo mencionar la cómic o novela gráfica que da titulo a la obra; Station Eleven. Esta es la obra de vida de Miranda, a quien no he mencionado pero que es la primera esposa de Arthur. Miranda quien en la novela es compueblana de Arthur y en la serie proviene de una isla del caribe, es una artista obsesionada con la idea de un astronauta perdido solo en el espacio y de eso se trata el cómic que tanto Kirsten como Tyler reciben de manos de Arthur. Aunque the prophet utiliza el cómic como su Biblia en la serie, en la novela es una combinación de la Biblia y el cómic, lo que lo convierte en un personaje aun más siniestro.

Creo que la serie funciona bien porque no se deja arrastrar por lo que deja la novela por explorar, por las cosas que deja sin resolver. También porque es capaz de convencer al espectador, ya algo familiar con una pandemia, de que lo que se narra podría pasar. Una niña podría quedar a cargo de un desconocido, podría haber problemas para sobrevivir y así nos volvemos cómplices de los personajes. La serie también logra convencernos de que vale la pena unirnos al viaje de supervivencia de Kirsten y aquellos a quienes ama y a los que se aferra después de haber perdido tanto. 

Ayer mientras pensaba en por qué había decidido escribir sobre esta serie cuando he visto tantas, concluí que los personajes, una niña encantadora y un hombre bueno pero confundido, me invitaron a acompañarlos en un viaje por terreno desconocido y lograron que me entusiasmara por verlos tener éxito y seguir el desenlace. Espero no haber dado la impresión de que la novela no sirve. Es buenísima, pero no es la serie. El capitulo 6 por ejemplo, es fascinante. En el se incluye una lista de cosas que después de la pandemia dejaron de existir. Cosas cotidianas, normales: "No more diving into pools of chlorinated water lit green from below. No more ball games played out under floodlights. No more porch lights with moths fluttering on summer nights..." y así sigue. El capitulo es estremecedor y encantador. Nos deja con el sabor amargo de lo perdido. La recomiendo.

En fin, otro atractivo de ambas versiones y por lo que las recomiendo es que tratan temas familiares: la incertidumbre, el futuro trastocado por una pandemia, la esperanza, los lazos que se forjan en la tragedia y el poder del arte para imaginar mundos alternativos, así como para entender nuestro entorno y lo que valoramos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sunday, January 09, 2022

Escoger el olvido

 

Hoy, 8 de enero de 2022, la prensa informa de la muerte en Colombia de la primera persona que ejerce el derecho a que se le practique eutanasia sin que medie una condición terminal. En Colombia la eutanasia es legal desde el 2015 y según elpaís.com, unas 157 personas han optado por ella. Lo que hace este nuevo caso singular es que Víctor Escobar de 60 años solicitó el procedimiento albergándose en una cláusula de julio del 2021 que extiende el derecho a aquellas personas que puedan comprobar que su padecimiento viene acompañado de “intenso sufrimiento físico o mental”. 

Cuando Víctor tomó la decisión de someterse a este procedimiento, ya no se podía valer por si mismo y requería una enfermera 24/7. Me imagino que no fue una decisión fácil ni apresurada. Me imagino las largas horas en las que debió consultar con su esposa, hijos, familiares, amigos cercanos y abogado. Me imagino que hubo momentos en que dudó. Me imagino porque yo lo pienso a menudo, ahora más que estoy padeciendo una enfermedad degenerativa y sin cura. 

Cada vez que se asoma el drama de mis hermanas peleando por quien cuida o no cuida a mami, lo pienso de nuevo. No es agradable estar encamado y a la merced de los demás y sus traumas. También sé que no es fácil ser cuidador de enfermos. Nunca aspiramos a uno ni lo otro. A los hijos no se nos entrena para cuidar a los padres. Solo quisiera que ser cuidador no resultara en tanto drama, recriminaciones y mezquindad. Quisiera poder resolver consiguiendo una Mary Poppins o una santa cualquiera que les quitara de encima la responsabilidad a las hermanas. Quisiera estar bien para dar la mano como corresponde. A los que les tocó ejercer de cuidador, como les ocurrió a mis tías, y a tantas otras personas, reconocen lo duro que es. Una de mis tías dijo que prefería la llevaran a un asilo. Otra me dijo que había que disfrutar de los padres mientras todavía los tenemos; eso sería lo ideal. El problema es que cuando nos damos cuenta de qué es lo realmente importante, ellos ya no están. 

Por otra parte están las cuidadoras asalariadas. En casa, las cuidadoras, que hacen lo que pueden, resulta ahora que son inadecuadas e ineficientes. “Lo hacen todo a la carrera”, dice una de mis hermanas. Muchas cuidadoras (digo muchas porque en su mayoría apostaría que son mujeres. No tengo los datos pero tampoco lo dudo)  llegan a esos trabajos por default….porque en ese momento necesitaban un trabajo y se les ocurrió a ellos o a otros que esto era un ingreso seguro, fácil y temporero. Muy tarde se dan cuenta de que llevan años en la faena. 

La otra alternativa que favorece una de mis hermanas es un asilo pero no creo que eso sea una opción a estas alturas. Ya mami sospecha que no está en su casa. “Yo ya no soy yo ni mi casa es ya mi casa” reza un poema de Lorca al que me veo regresando a menudo…Mami añora otra casa que existe solo en sus recuerdos o en su imaginación. A menudo pide que la llevemos allá.

Volviendo a Víctor, me imagino que tuvo que lidiar con algo de esto. Supongo que puso su vida y la de los demás sobre la balanza. Supongo que se cansó de los malos tratos y las caras largas, de las interminables peleas y discusiones. Supongo que entre el dolor que lo abrumaba y el sufrimiento de los demás, escogió el olvido. Supongo que más que el padecimiento físico que puede subsanarse algo con medicamentos fueron las tragedias diarias que lo hicieron apresurarse a tomar su decisión. Una vez le comentaba a un amigo que lo importante no era protegerse para no enfermarse, algo que a el lo obsesiona, sino saber cuando decir adiós. En lo que me concierne: yo soy Víctor Escobar. Cuando llegue la hora de la dependencia total, opto por la salida más digna. Tal vez me haga ciudadana Colombiana para lograrlo.