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Monday, August 22, 2011

La estatua de Colón

Ahora que también Santini acaricia la idea de adornar la ciudad capital con la famosa estatua de Colón, fragmentos es la palabra que se me viene a la mente.  Si. Estoy convencida de que el mejor destino para la dichosa efigie, adquirida hace ya más de diez años por un alcalde megalómano, es la fragmentación.  Afortunadamente algún designio divino evitó que la susodicha—una colosal figura que algunos han llamado grotesca porque las extremidades y la cabeza del aparato no son proporcionales--pudiera erigirse en el pueblo de Cataño.  La obra que no sabemos cómo se enteró el Amolao’ que andaba despatriada—me gustaría conocer los detalles-- ni cómo decidió (tal vez Palmolive en mano) endilgársela a los ciudadanos de Cataño, languidece primero en el estacionamiento del Parque la Esperanza y ahora, en el muelle de Mayagüez.

A mí se me ocurre que lo mejor para todos, ya que son varios los pueblos que reclaman la oportunidad de colocar la obra en sus predios, dizque para atraer al turismo, es que se distribuyan todas sus 2.780 piezas por la isla.  Por ser la capital, en San Juan me imagino la cabeza.  Tal vez podría colocarse en la Playa del Escambrón para que los niños jueguen a treparse en ella, los enamorados se recuesten en su rostro impasible y los más perversos le pinten bigotes o cuernos. 

Ya que tanto Lemuel Soto, el alcalde de Arecibo y Rodríguez el de Mayagüez coquetearon con la idea de levantar el monumento en sus costas, podemos honrarlos con una de las manos: la derecha para Arecibo, la izquierda de Mayagüez.  Los pies irían uno para Ponce y el otro a Humacao. El torso podría depositarse en algún pueblo de la montaña, tal vez en Adjuntas, donde muy pronto la naturaleza se encargaría de cubrirlo con vegetación y sólo sería visible, como el gigante de dicho pueblo, para los que viven allí. Pero el corazón, ese le corresponde a Cataño, el pueblo que lo trajo a esta isla y luego lo abandonó a su destino.  Se podría colocar en el patio de la casa del Amolao’ para que este se enternezca y llene de orgullo cada vez que piense que ese mastodonte de mirada perdida lo trajo él, y nadie más que él a Puerto Rico.

Según un parte de prensa llegó la obra del ruso Zurab Tsereteli en unos 43 furgones, lo que nos deja suficientes pedazos para repartir por la isla.  Podríamos entonces en un juego turístico que incluiría a todos o la mayoría de los municipios, comenzar una campaña en la que instemos a los turistas, locales y extranjeros a tratar de armar el rompecabezas identificando los pueblos y sus partes. Otro concurso podría incluir una cena con el Amolao’ al que retrate todas las piezas del adefesio.  Pero debemos darnos prisa, ya que parece que si le damos tiempo al tiempo, la faz del desdichado y mal querido navegante se irá desfigurando con moho y lama, alejado de las miradas de sus admiradores potenciales.

Cristobal Colón, alguna vez considerado el gran héroe del descubrimiento de las Américas, ha caído en desgracia histórica y merece que su espíritu junto a los restos desmembrados de la estatua que lo representa vaya por la isla pidiendo clemencia, purgando su culpa.  Tal vez entonces en vez de querer exaltar una figura ampliamente desacreditada, podríamos tener una discusión franca sobre la verdad del descubrimiento y la conquista de este bendito archipiélago. 

Monday, August 08, 2011

La democracia

Se me ocurre que estamos cada día más cerca del totalitarismo que de la democracia.  En sus orígenes la palabra democracia, del griego, significó gobierno del pueblo. Los griegos le temían in extremis a las dictaduras, por su larga experiencia para con ellas. Por eso se afanaron en crear un sistema de gobierno que fuera "for the people and by the people" cómo dijera Lincoln.  Claro que los griegos tenían otra idea de la democracia.  La de ellos no era una democracia representativa.  Allá todos los hombres tenían derecho al voto (hombres, no mujeres, no esclavos). Fueron los romanos los que primero introdujeron la idea de la democracia representativa.  Y aquí fue que empezó el desmadre. Digo esto, porque al limitarse el voto a unos pocos que representarían a la mayoría comenzó nuestro sistema de gobierno. Ya no es yo voto por lo que creo sino ¿cómo me las arreglo para salir electo al minúsculo, y selectísimo grupo que tomará decisiones por los demás?

Esta introducción tiene que ver con las cosas que ocurren en este país.  Resulta que ahora todo el mundo tiene que, si quiere usar el expreso, tener una tarjeta.  La idea, de la tarjeta por supuesto, es buena--en principio--pero ¿por qué tiene que comprar una Pepe, el de la esquina, que no tiene con qué mantener la dichosa tarjeta ni le conviene porque sólo pasa por el expreso una vez al año??? No sé, esto es como obligar a todo ciudadano a comprar un celular. Me molesta más todavía porque acaban de privatizar las autopistas y estamos aún más a la merced de las grandes corporaciones. La opción es tirarnos el tapón de la #2, o quedarnos en casa....