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Sunday, March 02, 2014

De carreteras y pueblos fantasmas



En los pueblos que habrán de afectarse por la construcción de la extensión de la carretera PR22 se han dado unas vistas (anunciadas como talleres¿?) para informar a los comerciantes y residentes de los cambios propuestos y para alegadamente, recoger las recomendaciones de los afectados.  Para enterarnos y que no nos cuenten, el colega y yo arrancamos para el teatro Germán Rosario de Camuy.  Allí ante un concurrido grupo, los ingenieros de DTOP, y AFI nos informaron de los propuestos cambios (hay tres planes) y nos aseguraron que no había un plan preferido por el gobierno sino que estaban recopilando información para tomar una decisión informada sin afectar adversamente ni a los pueblos, ni a los residentes o ni al ambiente.

En la sección de comentarios aprovechó el alcalde de Camuy para asegurar que la única propuesta que acogía su administración era la de expandir la número 2.  Punto seguido, otros vecinos del área trajeron sus temores.  Hubo quien dijo que el comercio de Camuy se había afectado severamente cuando la número dos dejó de transitar por  el pueblo. También hubo un momento surrealista en el que un maestro de hablar campechano (arrancó muchos aplausos a pesar de su planteamiento) utilizó su turno para decir, entre otras cosas, no se debía seguir consultando al pueblo.  Que ya este proyecto llevaba 43 años y no arrancaba porque no se acababa con las consultas.  El "elocuente" orador también recordó que Arecibo estaba en crisis no por que la carretera 22  hubiese contribuido a su obsolescencia sino porque había sido victima de muchos alcaldes ineptos.

En un momento dado, el colega me preguntó. “Si fuera a pasar por casa, qué haríamos” y yo le contesté “Empacamos y nos mudamos”.  A lo que el asintió. Pero no todos se sienten así.  Las gentes en su mayoría sienten un apego por el lugar en el que viven, por ese pedazo de tierra especifico en el que han construído sus vidas y sus hogares.  No quieren  tener que empezar de nuevo, lejos de lo que les es familiar.

Pero volviendo al tema de la extensión de la 22…A mí se me ocurre que no sólo fue la creación y la ubicación de la 22, y los alcaldes incompetentes los que contribuyeron a la situación actual de Arecibo.  También contribuyeron los dueños ausentes que abandonaron los edificios— y de esos hay muchos— los cambios poblacionales, el arraigo del automóvil y los moles (malls).  Lo mismo está ocurriendo en Camuy. Cuando el colega llegó a Camuy hace exactamente 20 años atrás, el estaba complacido porque, aunque pequeña, la ciudad romántica contaba con un comercio atractivo y vital. Hoy, la mayoría de los negocios han cerrado y apenas queda alguna que otra tienda que atraiga a la comunidad cercana.  El Selectos cerró, el Supermercado Coop se fue a la quiebra  y no fue hasta recientemente que El Hatillo Cash and Carry vino a llenar las necesidades del área.  El resto del comercio fue tragado por Walmart, y después Sams. Las ferreterías deben estar sangrando por la llegada de Home Depot y cuídense las farmacias, pues para  la #2 en Camuy viene Walgreens. A ver cuantas farmacias de la comunidad van a poder competir con la que se mercadea que quiere ser nuestro vecino. (Y planean más de 200 nuevas farmacias en la isla)

En resumen, hay muchas razones por las que los pueblos pierden pertinencia. Las más de veces, nosotros, los ciudadanos contribuimos a ella cuando preferimos comprarle a un depredador como Walmart; a veces son los mismos comerciantes que no son capaces de reinventarse ante la competencia o no reconocen que en la amarga lucha por sobrevivir, hay que mimar al cliente para que la diferencia entre un negocio y el otro no sea sólo una cuestión de números.