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Monday, December 19, 2016

Rectify




Rectify, la serie de Sundance, de la cual escribí en julio del año pasado, ha llegado a su final. La serie que duró cinco temporadas gira alrededor de la vida de un exconvicto, Daniel Holden. Daniel había sido condenado a muerte por la violación y asesinato de su novia Hanna Dean, pero es liberado después de casi veinte años gracias a una prueba de ADN que invalida su sentencia.  El creador de la serie Ray McKinnon, dice que para crear el personaje y la historia se inspiró en la vida real, la suya para los detalles del pequeño pueblo sureño en el que se desarrolla la trama y la de varios exconvictos liberados despues de la llegada de las pruebas de ADN. Dice que la idea le surgió después de escuchar a un exconvicto hablar de la euforia de ser libre. Entonces McKinnon se da a la tarea de explorar que sucede después de ese primer día de libertad.  ¿Cómo se sobrevive después de que tanto de la vida se ha pasado encerrado en otra realidad? ¿Cómo se enfrenta al mundo el que ha sido encarcelado a pesar de ser inocente?

De regreso a Paulie, Georgia, su pueblo natal, el protagonista, intenta comenzar de nuevo. Desafortunadamente no cuenta con las herramientas sociales para ello ni recibe el apoyo de quienes lo rodean y aun lo consideran culpable.

Una de las cosas que más me gustó de esta serie es que es un mundo que nos es familiar. No es un mundo de gente mala ni envidiosa ni fuera de este mundo. Aquí la gente es básicamente buena, que sí, comenten errores, pero no es por maldad ni buscando venganzas. Uno de los personajes más interesantes es el de la hermana, Amantha. Amantha tiene apenas doce años cuando a Daniel lo condenan. Convencida de la  inocencia de su hermano la joven  dedica su vida a conseguir que la sentencia de su hermano sea conmutada. En efecto, su vida es marcada indeleblemente por lo que le sucede a Daniel.

La mamá (Janet) es otro personaje de interés.  Janet es una mujer que se siente derrotada como madre. Es una mujer inteligente y capaz pero apocada por lo que le sucedió a su hijo. Después de que es liberado, trata de acercarse a su hijo y relacionarse con el, pero Daniel, aunque respetuoso, está demasiado dañado por sus experiencias en la cárcel. No sabe compartir con otras personas ni ser confiado y feliz.

Como dice su creador, Rectify no es una serie para el multitasking. Es una serie que requiere atención. No tiene disparos, ni gritos, ni efectos especiales. No es una historia de villanos ni de asesinos a sueldo. Eso si, es una serie para los que se conmueven frente al dolor ajeno, para quienes aprecian las tramas lentas y las que exploran no la acción sino los sentimientos y preocupaciones de sus personajes. Y para los que lloran con facilidad y lo asumen.  Yo me la pasé llorando, o a punto de llorar…

Aunque el significado del título es obvio por  la trama. Es sólo en el último capitulo que se usa la palabra rectify, (de corregir o arreglar) por primera vez. La pronuncia Amantha para aceptar que no hay forma de corregir el mal que sucedió. Que nada puede cambiar el pasado, que es solo el futuro lo que todavía puede enmendarse.
“Nothing will rectify what’s happened,” le dice Amantha a Jon, el abogado de Daniel (otro personaje adorable). “It won’t bring back Hannah, or my dad, or my 18-year-old brother.” 

He aquí el mensaje, si alguno, de la serie. No se puede mirar al pasado buscando corregir el presente. Rectify es una serie que aunque nominada no recibió premios y que ha quedado reservada para los pocos, no para las masas. Un crítico proponía que se creara un premio especial en el que se pudiera nominar la serie y que resultara ganadora, porque se lo merecía. Así son los fans de la serie. Muchos la consideramos entre las mejores vistas por su belleza y su poesía, por la delicadeza con la cual se acerca al tema de la salvación, del crecimiento espiritual y de la angustia existencial. Aun sin premios, la recomiendo a mis lectores. Si no tienen Sundance, pueden ver las primeras cuatro temporadas en Netflix y la última, como hice yo, en itunes.

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