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Monday, June 23, 2014

Las uniones, otra vez



Según la historiadora Barbara Tuchman en su libro A Distant Mirror: The Calamitous Fourteenth Century,  durante la gran plaga que diezmó a una buena parte de la población de Europa en el siglo XIV, los habitantes, carentes de explicación por este aparente castigo de Dios, buscaban a quien cargarle la culpa. Algunos decían que era resultado de la corrupción en la iglesia católica, otros que era la propagación de los musulmanes, y todavía otros que era la avaricia de los judíos. Como no era posible eliminar a la iglesia ni a los musulmanes, el foco de atención recayó en los judíos, el perfecto extraño, el Otro por excelencia ya que estos tendían a mantenerse al margen de la vida política y no se casaban fuera de su núcleo religioso.  Aun cuando la iglesia no promovía esta posición, la gente llegó a esa conclusión sin que mediara lógica alguna. Los judíos no morían en igual número que el resto de la población (porque por ejemplo, seguían prácticas higiénicas más saludables, entre otras), por lo que se usaron como chivo expiatorio y así empezó la purga de judíos de Europa occidental.

Las uniones se han convertido en el caso de Puerto Rico en el chivo expiatorio. Como bien dice Wilda Rodríguez se ha propagado un sentimiento antiobrero que da miedo. La indignación de la población se ha centrado en los sindicatos que buscan proteger los “derechos adquiridos” de sus miembros, mientras el gobierno y las manos nebulosas (los inversionistas/los bonistas) que han sido los culpables de la situación se sientan cómodos a decidir como más complicar la situación.

Ciertamente la exposición de los sindicatos en los medios no les ha servido bien. En vez de retratar su preocupación, los medios los han proyectado como los intransigentes que no entienden que “todos deben aportar” a mejorar la situación del gobierno en crisis. Llueven las cartas denunciando la avaricia de las uniones, su falta de solidaridad, su aparente ceguera ante la crisis que sufre el país. Esta mañana un animador radial y su compañera regañaban a los sindicatos por el paro general.  La falta de solidaridad era increíble: “A todo el mundo no les interesa su protesta... Protesten sin molestar a los demás, etc.”

Y mientras acá buscamos regañar a las uniones que no se callan y protestan, en otros lares buscan refinanciar la deuda.  Apenas ayer salió un reportaje sobre la deuda en Francia. Una auditoria que se hizo a la deuda francesa concluyó que era ilegítima. Según el reportaje, una deuda es ilegítima si crece a favor de intereses privados sin tomar en consideración el bienestar de la población. Puesto que han determinado que no es legítima, los franceses exigen una moratoria a la deuda o la cancelación de buena parte de ella. También Cristina Fernández estaba en la boca de todos recientemente por su rechazo a lo que ella tildó de “extorsión” de parte de las casa acreditadoras. Según la presidenta de Argentina, se va a pagar la deuda “pero no queremos ser cómplices de esta forma de hacer negocios que algunos quieren instalar en el mundo".

¿A qué forma de hacer negocios se refiere?
Comienzo por decir que siempre me he preguntado quienes son los inversionistas a los que les debemos y por qué siguen fiándole al gobierno. Bueno, a ver si logro explicar esto—me perdonan o corrigen los que saben del asunto. El gobierno toma prestado para los grandes proyectos, por ejemplo, para establecer la tarjeta de salud, para el tren urbano, para el Centro de Convenciones. La idea es que estos proyectos van a generar nuevos ingresos al fisco.  Cuando esto no sucede (la tarjeta de salud contaba con que los Clinton pasaran la tarjeta de salud en Estados Unidos y sufragaran con una inyección federal los gastos que generaría; las rutas del tren no llegan a ninguna parte; el Centro no sido aprovechado al máximo) y resulta en una carga adicional para el erario, se emiten bonos. Estos bonos los adquieren los bancos que especulan sobre lo que pueden generar a largo alcance, les suben las tasas de interés a los gobiernos para cualquier otro préstamo que saben que van a necesitar y luego se dedican a revender los bonos, y los gobiernos a pagar la deuda a unas tasas altísimas. No en balde Fernández tilda a las acreedoras de extorsionistas. Los bancos, así como los bonistas que compran estos bonos chatarra, saben que ellos van a ganar y mucho, también saben y no les importa, que los gobiernos van a perder.

Como de la emisión de bonos y cómo funciona entiendo poco, incluyo una cita de Marxuach sobre la emisión de bonos que hiciera el gobierno de Puerto Rico en marzo del 2014:

Puerto Rico ha colocado exitosamente una emisión de bonos por la cantidad de $3,500 millones en el mercado de bonos municipales de Estados Unidos. El precio ha sido alto. Los bonos se vendieron a 93 centavos el dólar y con una tasa de interés de 8%. Esto significa que el rendimiento exento de los bonos es igual a 8.72%, lo que es equivalente a un rendimiento tributable de 14.3%. Los fondos producto de la emisión se utilizarán casi en su totalidad para refinanciar o pagar deudas existentes y muy pocos están destinados para inversión pública. En síntesis, esta transacción ayuda a mantener a flote al gobierno de Puerto Rico hasta el 2015 pero no resuelve los problemas fiscales de Puerto Rico ni a corto ni a largo plazo.

En fin que, a pesar de que nos han hecho creer que pagar la deuda es más importante que conservar los trabajos y beneficios del pueblo, la celebración por la emisión de bonos fue otro “show” con muchas luces brillantes y humo para desviar la atención del verdadero asunto: no hay dinero. Ahora, cualquiera con la cabeza bien puesta debe entender que eliminando empleos y empeorando las condiciones de los empleados públicos o privados NO va a mejorar las cosas. Sí nuestra economía está basada en el consumo—aquí no se produce mucho y se exporta poco—y no circula el dinero entre los consumidores, las cosas NO van a mejorar.

Como dice Mayra Montero en su columna de este domingo “o se renegocia, [la deuda] pidiendo términos más holgados para que nos dejen crecer” o estamos jodíos. Aquí hay que determinar ¿qué es más importante? ...que los acreedores (los sumamente ricos) recuperen su inversión, o que el pueblo trabajador (que apenas aguanta el estrés de su presente situación) termine pagando los platos rotos, sin empleo, sin beneficios, sin apoyo de nadie porque aquí la solidaridad se murió o por lo menos está desahuciada.

En un programa de WAPA con Normando Valentín (incluyo enlace abajo) se denunció el caso de varias compañías fantasmas que operan en la isla sin estar registradas en el Departamento de Estado y que no pagan contribuciones en lo absoluto al gobierno de la isla. Entre estas se encuentra Bornado Realty Trust que administra varios centros comerciales como Plaza del Norte, Los Paseos y Monte Hiedra. Según este reportaje, estas compañías se llevan más de 500 millones del país al año y no pagan NADA al gobierno. Seguro que detrás de esas compañías están los bonistas y acreedores que ahora pretenden que la isla pague la deuda que ellos han ayudado a crecer robandole a Hacienda (o sea, a nosotros) y que la isla se hunda en la miseria. Lo peor es según Valentín que Hacienda y Justicia conocen de estas compañías y no hacen NADA para recuperar algo de los millones que se llevan ILEGALMENTE de la isla.

Para concluir, no crean toda la propaganda en contra de los unionados. No hagamos como los jueyes como bien dice Alexis Zárraga de El Vocero:
Hay un debate de la forma en que se maneja la Autoridad de Energía Eléctrica y cómo afecta a los consumidores. Mientras todo indica que la AEE hay que romperla y hacerla otra vez, el pueblo solo ha gritado por una cosa: los sueldos de los unionados. O sea, salió a la luz pública un montón de cosas que escandalizarían a una nación cuerda, pero seguimos peleando porque fulanito entró por pala y está a 25 pesos la hora sin tener un bachillerato. Aquí yo creo que ni siquiera les molesta “la pala”, porque al ser la orden del día en los empleos ya lo toman como algo “normal”; pero el que fulanito cobre “bien” con menos estudios que otras personas los pone a parar la trompa y a mirar atravesao. Podemos pelear para que haya más igualdad económica en la sociedad y todos cobremos más, pero no queremos eso. Queremos que fulanito cobre menos de lo que se gana, así que demonizamos a los de las uniones porque luchan por sus derechos.

Así que como dice Ramos Perea en su página de Facebook: Los beneficios de los miembros de la UTIER no los hemos pagado nosotros, el pueblo trabajador. Son el fruto de luchas de años.  Ahora, las mansiones y lujos del gobierno han salido de nuestros bolsillos.  Es a ellos a quienes debemos exigir sacrificios.

Aquí les incluyo los enlaces de las fuentes que he citado:

https://www.youtube.com/watch?v=3fiEavQX7k4&feature=youtube_gdata_player

http://www.noticel.com/noticia/137792/el-pais-a-la-deriva-y-los-legisladores-con-aumento-de-668-en-salario.html
http://grupocne.org/2014/03/13/despues-de-la-emision-de-bonos/





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