En una película muy conocida, un niño y una niña, después de probar una y otra nodriza, se sientan a hacer una lista de las cualidades que debería tener la niñera ideal. Como producto de este ejercicio, llega Mary Poppins quien es “practically perfect in every way.” Así pues, los universitarios debemos comenzar a hacer nuestras listas a ver si por algún milagro nos llega nuestro rector o rectora ideal, una Mary Poppins que nos ayude a tragar la “medicina amarga” mientras nos tararea una canción y pone la casa en orden.
Por supuesto que no estamos hablando de complacer a dos niños privilegiados sino a toda una comunidad compuesta por estudiantes, profesores, empleados, exalumnos y padres. Entendemos que ser rector no es tarea fácil y que hay presiones internas y externas formidables para el que ocupe la silla. Entendemos también que siquiera soñar con complacer a todos es una quimera. Es claro, sin embargo, que se requiere de una fortaleza especial para hacer un buen trabajo y sobrellevar los malos ratos de forma flemática sin que se asome el desaliento y la frustración. Entendemos además que sólo aspirar al puesto y pretender administrar un grupo tan diverso y muchas veces, desenfocado de lo que realmente es y debe ser la Universidad, requiere un ego titánico.
Con mis disculpas al interino, aquí mi lista a los espíritus chocarreros que se desplazan por el espacio sideral, la universidad (dicen que los hay) y la estratosfera a ver si son capaces de enviarnos alguien que por lo menos se acerque a la descripción—Pito, estás cerca.
Nuestro rector, o rectora que conste, deberá:
1) ser un universitario de probado compromiso. Preferiblemente uno que haya sido director de departamento o senador académico, y cuyo desempeño en esta(s) tarea(s) haya sido ejemplar.
2) ser una persona decente y sin abanderamientos políticos de modo que no busque privilegios para sus panegiristas ni para sí.
3) ser un universitario que se atreva a tener voz propia y desafíe al Presidente y a la misma Junta de Gobierno cuando esta menosprecie, ponga en peligro o lacere la imagen de la institución.
4) conocer la universidad y los problemas que la aquejan.
5) gozar de la confianza de sus colegas y estudiantes.
4) ser generoso, juicioso y prudente.
5) ser un investigador o estudioso, preferiblemente con publicaciones en su campo.
6) comprometerse a proteger a la Universidad y a los
universitarios.
7) creer en el diálogo y no tener viejas rencillas ni
agendas. Si las tuviera, deberá ir al Ganges, o al Río Grande de Loíza y
librarse de todos sus odios y resquemores. No podemos tener un rector que venga
a cortar cabezas y a ensañarse con los que lo han humillado.
8) creer en la universidad como bien público y no como botín
de las corporaciones privadas o intereses externos.
9) cuidar de no violar los derechos de los empleados
docentes y no docentes, y cumplir celosamente los acuerdos laborales.
10) debatir ideas respetando diferencias y sin menosprecio a
los disidentes. (Tarea nada fácil)
11) involucrar a la facultad en la tarea de hacer
universidad siendo inclusivo en todos los comités y actividades.
12) buscar allegar recursos a la universidad de modo que las
limitaciones presupuestarias no obstruyan la misión primordial de la
Universidad.
13) asegurar que haya una variedad de ofrecimientos
culturales para el estudiantado: que vuelva la música clásica, el teatro y las
artes a la universidad. Que todo graduando se jacte de haber tenido una rica
experiencia cultural en el UPRA.
Ya sé que podría seguir y que en el momento en que publique
la lista me acordaré de otra característica esencial, pero así son estos
ejercicios: interminables.
3 comments:
Bravo! Espero que el o la entrante sepa mover la rueda aunque no la invente.
Una buena lista que si la aplicamos con rigurosidad, solo la cumpliría uno que otro docente. Sin embargo con que esté desvinculado de partidos y demuestre compromiso con la Universidad, es un buen comienzo para buscar. En el camino debemos denunciar a quienes se nominarán por los partidos. No van a faltar.
Dedos cruzados JJ. QUe las promesas de una Universidad libre de política, se cumplan. Dedos cruzados. Gracias por comentar.
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