Ayer fui a
un baby shower, el de mi nieto. Los organizadores no
escatimaron en los arreglos y la comida.
Los invitados disfrutaron y los futuros padres recibieron todo lo que habían
pedido en su lista de regalos posibles.
Mi primo, a quien le gustan las fiestas y organizar actividades, me
preguntó si de mi familia (o yo) se le iba a hacer uno para completar lo que no
habían recibido. Yo le contesté, “Ellos
no necesitan nada.” Y así lo creo. Para
criar bien a un niño sólo se necesita un cambio de ropa, un biberón con
alimento y un cambio de pañales. Todo lo
demás es exceso, lujo; lujos que algunos pueden darse y otros no.
Alguna vez
mi hijo, cuando todavía hacía solo excursiones pasajeras al dark side, me escribió en una postal de
madres--que por supuesto aún conservo--que a pesar de que nunca tuvo los tenis
caros que tenían los demás (alguna vez me los pidió y yo me negué… long story,
for later), me agradecía todo lo que había hecho por el y lo que le había
enseñado. Claro que eran otros tiempos, pero yo creo que se les da demasiado a
los niños, demasiadas cosas/objetos y demasiadas atenciones.
En esta
semana el periódico nos informaba que el 84% de las entrevistadas pensaban que
el rol más importante de sus vidas era el ser madre. A mí me sorprendió y molestó ese número. Ser madre no debe ser lo más trascendental en
la vida de nadie. No digo que no sea un
papel sumamente importante y que no deba asumirse de forma responsable, pero
reducir lo que se es a ese solo rol, no está bien. Y pretender que el rol en que una mujer deba sobresalir
sea el de madre, pues me re-jode. A un
hombre no se le pediría eso. Vamos, que
seguro que ni se le preguntaría.
Si a mi me
preguntaran ¿cuál es el rol más importante de tu vida? Pues no sabría que
decir. No he escrito una novela, ni he
descubierto la cura para el Parkinson’s, pero sé que no diría madre. Y que conste que creo que estoy en el top 10.
Quise (y quiero) a mi hijo; me aseguré de que estudiara y traté de
inculcarle las formas de ser un ciudadano responsable y una persona sensible,
sensata y compasiva. Pero pararme y presumir que eso fue el logro más
importante de mi vida, pues no. No
quiero esa responsabilidad. Por supuesto
que me enorgullezco de tener el hijo que tengo: educado, trabajador, buena
persona y arrojado, pero no asumo todo lo que él ha logrado como mío. A veces buenas mamás, no tienen el mismo
éxito con sus hijos. Y no tienen que
responsabilizarse por ello. Algunas simplemente tenemos suerte.
Nada, en el
día de las madres, un saludo y un abrazo de solidaridad a las que lo son y las
que lo serán pronto. Pero también una
súplica: cambiemos las estadísticas. Resistamos la presión social y consumista que nos compele a pensar que una mujer solo puede ser una persona completa cuando ha sido madre. Que en años venideros cuando le pregunten
a una mujer, cuál es el papel que ha desempeñado con mayor éxito pueda decir:
el de gobernadora, presidenta, maestra, servidora pública, artista etc. Ser
mujer y ser madre no vienen de la mano.
Ya no.
2 comments:
¡Excelente, Elsa! ¡Excelente!
Jaime R. Colón
Gracias Jaime por la solildaridad.
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