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Wednesday, November 30, 2016

Una Navidad diferente



Esta Navidad será la primera sin Clara, mi querida suegra.  Y aunque la vida parece continuar sin muchos tropiezos, los días festivos son caldo para la nostalgia. En estos días se alimentan los sentimientos, ya sean buenos o malos, y temo que este va a nutrirnos de muchas emociones y  recuerdos. También será la primera Navidad desde que mami sufrió el derrame.

Cuando mami tuvo su derrame, todos creíamos que sería cuestión de meses y pronto estaría caminando nuevamente. No sé que le pasó, pero en términos motores ha dado para atrás. Mientras estuvo en terapias teníamos esperanzas; ella también las tenía, pero desde que cesaron las terapias—el doctor alega que su condición mental no la ayuda y las del Home Care apoyan la teoría—nos hemos resignado, después de un intento poco exitoso de hacer las terapias sin ayuda, a que ya nunca vuelva a echarse a caminar. Claro que ella todavía dice que puede caminar, y cuenta de los recorridos suyos por el barrio. Casi siempre de noche y llena de barro (but that’s another story).  

Con todo viene lo negativo y lo positivo. Los primeros meses fueron de mucho agotamiento físico pues había que levantarla para bañarla o sacarla a pasear. Ahora tenemos la famosa grúa que hace el grueso del trabajo, pero me parece que el aparato también ha contribuido a su flojera.  Ya no se motiva a tratar de poner los pies en el suelo o hacer fuerzas para sujetar el cuerpo. Antes mal que bien hacía el intento.

Otro resultado de la falta de terapias es que todo lo que logró avanzar para alimentarse y comunicarse también se ha perdido. Ahora, rechaza la comida que no sea molida porque teme ahogarse. A veces me siento culpable porque era más fácil mantener una cierta rutina cuando estaba 24/7 bajo mi cuidado. Ahora son muchas las que la cuidan y todas tenemos nuestro librito con en el que decidimos qué es lo mejor para ella.  No importa que lo anotes o lo comuniques, cada cual hace lo que le parece.  Supongo, que todas tratamos de hacer lo mejor que podemos dentro de nuestras limitaciones y nuestra capacidad para el sacrificio y la compasión. O sea, que hay ventajas y desventajas con eso de tener más de un caretaker—si hasta las que no son hijas, toman sus propias decisiones  y una se siente incómoda de reclamarles porque teme perderlas. De eso no se habla en las páginas de los caretakers. ¿Qué hacer cuando el cuido se comparte con un montón de mujeres cabezonas y opinadas? Es fácil para los hombres, quienes, por lo menos en mi familla, no aportan a su cuidado. Ni emocional, ni física ni económicamente.  Y eso que mami y papi no son indigentes. Aun así el gasto de todo tipo es grande, pero lo peor es verlos desmejorados y uno saberse completamente impotente de mejorar o cambiar sus circunstancias.

¡Y ni hablar de la falta de interés de los médicos que esa lista es larga e incluye no ofrecer apoyo alguno más allá de recetar y examinar expedientes!

Esta Navidad, va a ser definitivamente diferente. Ya no podremos estar todos juntos sin sacrificar que alguna se sienta afectada. Antes era más o menos posible conseguir que mami y papi fueran a otra casa a celebrar. Este año, no hay forma.


1 comment:

Melvin said...

Querida prima, es triste ver como se deterioran nustros seres queridos y uno no puede hacer nada al respecto. Siempre que los visito y regreso me siento con una tristeza increible de verlos tan desmejorados. Verlos que casi no se comunican, ensimismados en su mundo. Definitivamente van a ser unas Navidades totalmente diferentes