Hoy
mientras regresaba a mi casa pasé por unas parcelas y vi a un hombre de tal vez
unos cincuenta años, tal vez menos sentado en la acera con las piernas
estiradas y el torso recostado sobre la verja de cemento de una casa. Se veía desalineado, deshidratado. Lo miré al pasar y me miró fijamente. Su piel
estaba curtida por el sol y parecía en una actitud derrotista. Recordé las palabras de Thoreau: “The mass of men live lives of quiet
desperation.” Y pensé en la vida tan desgraciada de algunos…y como viven
sin sueños ni ambiciones y si los tuvieron quedaron ahogados por las penurias,
las privaciones…
En el camino también me topé con dos nuevos mendigos en los semáforos
de la número 2. Mi hijo los llama “el peaje de las luces.” Estos nuevos menesterosos
que se adueñan del área, ocupan espacios que hasta el momento, eran libres de tributos.
Y pienso en aquella ley que pasaron o dejaron de pasar—nunca supe—sobre los que
pedían o vendían cosas en las luces. ¿En qué quedaría eso?
Más tarde en el día me siento con el colega a ver las
noticias y allá está el tumulto que formaron los que salieron a recibir a Mónica
y demás atletas. Y no puedo menos que pensar en aquello de “baile, botella y
baraja.” Sí. En tiempos del imperio español se entretenía al pueblo pobre y privado
de derechos, con el baile, la botella y la baraja. Qué poco hemos
avanzado. Todavía se distrae a las masas de sus problemas con las fiestas, las
lotos prometedoras y los homenajes a cualquiera que nos ilusione con una
pasajera grandeza-- y para nada menosprecio el logro de Mónica, pero eso de prácticamente
paralizar al país me parece ridículo. Mientras tanto, a nadie
le importa que los niños del Hospital San Jorge no puedan ver a Mónica. ¿Quién
organizó este desmadre? ¿A quién se le ocurrió que llevar a los nenes allí era
una buena idea? ¿Es que no vive en la isla? Al rato las noticias nos "deleitan" con la “fiesta de pueblo” en el Choliseo.
¿Con qué dinero se pagan estos excesos? Good grief!
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