Cualquier parecido con lo que ocurrió aquí en el 2010 y los estudiantes de la UPR, no es casualidad......
More than 400,000 filled the streets of Montreal this week as a protest
over a 75 percent increase in tuition has grown into a full-blown
political crisis. After three months of sustained protests and class
boycotts that have come to be known around the world as the "Maple
Spring," the dispute exploded when the Quebec government passed an
emergency law known as Bill 78, which suspends the current academic
term, requires demonstrators to inform police of any protest route
involving 50 or more people, and threatens student associations with
fines of up to $125,000 if they disobey. The strike has received growing
international attention as the standoff grows, striking a chord with
young people across the globe amid growing discontent over austerity
measures, bleak economies and crushing student debt.
Taken from Democracy Now (Friday May 25th), written by Amy Goodman
Monday, May 28, 2012
Tuesday, May 22, 2012
¿Para qué sirve la literatura?
Recientemente
fui al Certamen del Cuento Corto en las facilidades del Sagrado Corazón
(USC). Allí se suscitó una discusión
interesante sobre el rol de la literatura. Por un lado, el anfitrión Luis López
Nieves (autor de varias novelas exitosas como El corazón de Voltaire y Seva)
argüía que la literatura, sobre todo tenía que entretener al lector. En su
argumento funcionaba la lógica del mercado.
Si el producto era mercadeable, valía la pena, de lo contrario era
fútil. Le aseguraba López Nieves al público presente, que era posible vivir de
la escritura creativa. Por otra parte, el director de Isla Negra, Carlos
Roberto Gómez rechazó el discurso de López Nieves. Afirmaba Gómez que un autor escribía porque
tenía algo que decir y que entretener al lector no debería figurar en el ánimo
del escriba. Podía un escritor como la autora de Harry Potter ser muy exitoso en
su tiempo, pero que dentro de cincuenta años--si no escribía algo pertinente-- nadie se iba acordar siquiera de su nombre
(muchos de los presentes ya ni nos acordábamos del nombre hasta que
algún miembro del público lo gritó. Para
el record es JK Rowling.) Concluía el director editorial, que si una persona no tenía nada
profundo que decir, mejor se dedicara a otra cosa (que conste que
parafraseo).
A mí me
parece que ambos tienen algo de razón.
Para empezar, tendríamos que aceptar que el que escribe lo hace con la
esperanza de que alguien, el que sea, lo vaya a leer. Esto puede decirse hasta
de una carta, o un correo electrónico.
Cuando escribimos tenemos un lector (ideal o no) en mente. Por lo tanto,
tenemos que encontrar las formas de atrapar a ese lector y convencerlo de que
vale la pena continuar la lectura de nuestro proyecto hasta el final. Por otra
parte, también creo que aunque entretener es uno de los propósitos de la literatura,
no es el único. La literatura si ha de
ser duradera, tiene que hacer algo más que entretener y su único fin, no puede
ser, ni debe ser vender. Aun cuando el número de copias en el mercado
pueda indicar lo exitoso que sea un o una escritora, me parece, como decía Gómez
que será su longevidad en el mercado, lo que va a determinar si es o no Literatura,
así con letra mayúscula.
La novela Love Story (1970) me viene a la mente. En su momento vendió millones de copias y su
autor Erich Segal se hizo millonario; hoy no tiene ninguna relevancia y hasta se
le parodia por su vacuidad. En esta categoría podríamos también incluir el
trabajo de Corín Tellado. Cuando era
adolescente me devoraba las novelas de esta prolífica autora de novelas románticas
como toda una generación ahora lee las de la colección Jasmine. Estas novelas del tipo rosa (o fresitas si
prefieren) fueron importantes en un momento de mi vida, como lo fueron los cómics,
las novelas de Agatha Christie, Victoria Holt y Barbara Cartland. Pero llegó un
momento en que perdí interés en este tipo de literatura. Alguna vez, ya adulta intenté
leer una de las novelas de V. Holt y la encontré tan pobre e insípida que tuve
que abandonarla.
Esta
literatura light tiene un propósito claro,
entretener y puede ser el tipo de texto que habría que escribir si se quiere ser millonario.
Ahora si lo mueve a ser autor de novelas otro motivo, este tal vez no sea el género
por el que se incline. Yo no creo que haya que descartar el oficio de ser
escritor porque no se tienen pensamientos profundos como los de Umberto Eco. Las
novelas rosa, las de detectives, las de horror tienen un público que las devora. JK Rowlings, James Patterson, Stephen King, no
serán grandes escritores ni se van a encontrar grandes ideas en sus obras, pero entretienen al lector
que busca escaparse de su realidad en el mundo de la acción, el glamour, o las
ilusiones románticas y eso está bien. Ese público también merece ser atendido. Y hay lectores eclécticos que lo mismo leen una novela rosa que War and Peace.
¿Quién
decide que una novela es buena? ¿Qué va a tener impacto duradero? A veces son
las editoriales; a veces los académicos. Sin embargo, ninguno es infalible. En 1965, un autor colombiano poco conocido escribió
una novela que tuvo un enorme impacto en el mundo. Sin embargo, cuando la llevó
a Seix Barral, la rechazaron porque no le veían potencial de venta. Hoy, cuarenta
y cinco años después y millones de copias vendidas, hay generaciones de
jóvenes como lo fui yo, (la leí a los 17 años) descubriendo Cien Años de Soledad y maravillándose
con su creación de un mundo que revela la soledad existencial, la complejidad
de ser parte de una familia y la locura de estar vivo.
Monday, May 21, 2012
De cómo los pobres ayudan a saldar las deudas del gobierno
Cuando veía películas ambientadas en siglos pasados en las que las cárceles estaban llenas de deudores de todo tipo, me reconfortaba saber que ya no se podía encarcelar a nadie por deuda. Hoy en mi recorrido por los periódicos cibernéticos me encuentro con un artículo de la siempre alerta y comprometida periodista Barbara Ehrenreich que se titula: “Preying on the poor.” En este ensayo que fue la editorial en Tomdispath.com, Ehrenreich denuncia como los patronos engañan a los empleados para privarlos de sus ganancias. Cosas tan insospechadas como quitarles unos dólares de sus cheques, sin que el empleado lo note. Que descaro. Desafortunadamente eso no es lo peor. En algunos estados de la nación norteamericana, el gobierno ha comenzado a formular leyes para castigar aun más a los pobres. Según Ehrenreich (quien basa parte de sus argumentos en el recién publicado libro de Kim Bobo Wage Theft in America) en algunos estados te pueden multar por tirar una colilla de cigarrillo al piso, trepar los pies a un asiento vacío en el Subway(NY), o hasta por tener un patio descuidado. En algunas ciudades hasta te pueden multar por darle comida a un indigente en público--supongo que en secreto está bien
.
Todo parece sacado de una novela de ciencia ficción, pero no es así. Hay formas veladas de multarnos también: nos multan por usar facilidades públicas como el expreso, por tener un vehículo (léase marbete) y por solicitar cualquier documento a una entidad pública que pagamos los contribuyentes.
Sigue Ehrenreich su argumento, asegurando que aun cuando ser pobre todavía no es un crimen, más y más pobres son encarcelados por deudas. No sólo por deudas económicas sino por no poder pagar las multas que se les imponen por varios crímenes menores.
Aquí una interesante estadística:
According
to one of the few recent nationwide estimates, from the National Association of
Criminal Defense Lawyers, 10.5 million misdemeanors were committed in 2006. No
one would risk estimating the average financial penalty for a misdemeanor,
although the experts I interviewed all affirmed that the amount is typically in
the “hundreds of dollars.” If we take an extremely lowball $200 per
misdemeanor, and bear in mind that 80%-90% of criminal offenses are committed
by people who are officially indigent, then local governments are using law
enforcement to extract, or attempt to extract, at least $2 billion a year from
the poor.
Como muchos de los que tienen deudas no pueden saldarlas porque se
encuentran desempleados, tratar de cobrarles solo resulta en aumentar el número
de personas encarceladas. (Igual que en
PR, muchos estados encarcelan a padres que deben pensiones alimentarias. Esto lo hace aun más difícil para el o la deudor/a saldar la deuda con sus hijos).Otros ejemplos: “Michigan just started suspending the drivers’ licenses of people who owe money for parking tickets. Las Cruces, New Mexico, just passed a law that punishes people who owe overdue traffic fines by cutting off their water, gas, and sewage.”
Todo esto, es mi forma de expresar mi rechazo a la propuesta de eliminar el derecho absoluto a la fianza. Después de todo, son los pobres y los marginados los que llenarán las cárceles del país. Los ricos y bien conectados seguirán impunemente robando al erario y a los trabajadores de todo tipo.
Sunday, May 13, 2012
Día de las madres, otro punto de vista
Acabo de leer en Nation of Change
algo sobre la historia del día de las madres (“The radical history ofMother’s Day”) que me hizo querer
saber más. Esto descubrí: Comenzó como una inquietud de Anna Reeves Jarvis por
las condiciones en las que vivían muchas madres y sus hijos: sin acceso a
alimentos y viviendo en condiciones infrahumanas. Luego se extendió su
preocupación y el de las mujeres que se le unieron al desastre moral y físico
de los heridos en la guerra civil norteamericana. Jarvis organizó entonces un
día dedicado a fomentar la amistad entre las madres de ambos lados de la lucha.
En 1870 Julia Ward (poeta), una de las seguidoras de Jarvis, redactó
una proclama del día de las madres como reacción a las guerras civil americana
y la franco–prusiana. En su proclama Ward hacía un llamado a las madres
para que rechazaran la guerra, todas las guerras. Preguntaba como se
justificaba el que sus hijos estuvieran matando a los hijos de otras
madres. Aquí una traducción de parte del texto de la proclama: “Nuestros hijos no
deben ir a una guerra a des-aprender todo lo que les hemos enseñado sobre la
importancia de la caridad, misericordia y paciencia.”
La lucha de Jarvis, la continuó y asumió su hija, Ana Jarvis quien nunca fue madre. Y fue gracias al empeño de Jarvis (hija) que finalmente en 1914 el entonces presidente Woodrow Wilson lo declaró día festivo.
A pesar de que Jarvis se oponía a la comercialización del día—fue arrestada protestándolo y murió sin un centavo, la industria de las flores, hizo de las suyas. Hoy no concebimos del día sin las flores y todas las demás industrias que se aprovechan de nuestros sentimientos de culpa. Kacere nos reclama que como manera de rendirle tributo a la propulsora del día resistamos la presión de las industrias que se lucran del día y recordemos que todavía estamos en tiempos de guerra.
“The thousands of civilian casualties in Afghanistan and Iraq as well as the devastating impact of post-traumatic stress disorder on our veterans are just the beginning of the terrible repercussion of war. As we saw last week an announcement of an extension of the military occupation of Afghanistan, let this mother’s day be a day after Julia Ward Howe’s own heart as we stand up and say no to 12 more years of war.”
Tampoco estaría mal recordar que la industria de las flores se lucra del trabajo y la explotación de sus trabajadores, la mayoría mujeres. Sin embargo, no es frenando la compra de flores u otros artefactos para las madres que se acaba con esta situación sino exigiendo que las industrias traten a sus obreros y obreras de forma justa y humana.
La lucha de Jarvis, la continuó y asumió su hija, Ana Jarvis quien nunca fue madre. Y fue gracias al empeño de Jarvis (hija) que finalmente en 1914 el entonces presidente Woodrow Wilson lo declaró día festivo.
A pesar de que Jarvis se oponía a la comercialización del día—fue arrestada protestándolo y murió sin un centavo, la industria de las flores, hizo de las suyas. Hoy no concebimos del día sin las flores y todas las demás industrias que se aprovechan de nuestros sentimientos de culpa. Kacere nos reclama que como manera de rendirle tributo a la propulsora del día resistamos la presión de las industrias que se lucran del día y recordemos que todavía estamos en tiempos de guerra.
“The thousands of civilian casualties in Afghanistan and Iraq as well as the devastating impact of post-traumatic stress disorder on our veterans are just the beginning of the terrible repercussion of war. As we saw last week an announcement of an extension of the military occupation of Afghanistan, let this mother’s day be a day after Julia Ward Howe’s own heart as we stand up and say no to 12 more years of war.”
Tampoco estaría mal recordar que la industria de las flores se lucra del trabajo y la explotación de sus trabajadores, la mayoría mujeres. Sin embargo, no es frenando la compra de flores u otros artefactos para las madres que se acaba con esta situación sino exigiendo que las industrias traten a sus obreros y obreras de forma justa y humana.
Saturday, May 12, 2012
A Mother's Day Tribute
I am reading a novel titled Soucouyant by a Canadian writer of Trinidadian descent named David Chariandy. It's a heart-wrenching novel about loneliness, and coming to terms with those we love. In the novel, a young man returns home after a two year absence. He had left because he couldn't deal with his mother's dementia. On his return, he re-learns the patience needed to live with her "eccentricities."
The novel got me thinking and I wrote this tribute to the eccentric women in my life. It's not about one woman, but rather a composite of many women I have known and the stories my friends tell me.
On Mother’s Day, a tribute to the old woman, the grandmother or great-grandmother, the one who can no longer cook meals for us, or take care of us, the one that can barely if at all take care of herself. The one who needs us more than we need her. The one slowly forgetting our birthdays, and our names. The one who forgets to turn off the stove, who cannot remember how to get home, or whether she took her medication. The one who meets guests in a dirty bata, wears no slip, and is unaware of her unbrushed hair. Also the one who grumbles over the neighbors, their dogs, their chickens, and many other genuine or imagined offenses.
The one that still wants pretty things, just because. The one that picks up stray pins, or bags, or pieces of paper, or the assorted items because she might need them later. The one who feeds stray dogs, cats, even pigeons. The one who gives things away, those we wanted to keep, that we (oh outrage!) thought she cherished like photographs, jewelry, dolls, mementos varied. The one who no longer finds roses or orchids interesting and fails to tend to her garden. The one who has strange friends, friends no one knows, no one trusts, who hang around the house (our house!) and don’t leave when we get there. The one who says unpleasant things, who reveals intimacies, who makes bawdy jokes; the one who discloses family biases, who embarrasses us in front of friends and the one who wants only to pray and to feed and dress her saints.
The old woman who defiantly wears red lipstick, wears pink dresses and stumbles in her highheels. The one that annoyingly still demands flattery, or explanations, or (good grief!) gifts. The one who won’t get out of bed, or leave the house, or that one who longs to be under the hot steaming sun, or the one who stills runs and plays with her great grandchildren.
The novel got me thinking and I wrote this tribute to the eccentric women in my life. It's not about one woman, but rather a composite of many women I have known and the stories my friends tell me.
On Mother’s Day, a tribute to the old woman, the grandmother or great-grandmother, the one who can no longer cook meals for us, or take care of us, the one that can barely if at all take care of herself. The one who needs us more than we need her. The one slowly forgetting our birthdays, and our names. The one who forgets to turn off the stove, who cannot remember how to get home, or whether she took her medication. The one who meets guests in a dirty bata, wears no slip, and is unaware of her unbrushed hair. Also the one who grumbles over the neighbors, their dogs, their chickens, and many other genuine or imagined offenses.
The one that still wants pretty things, just because. The one that picks up stray pins, or bags, or pieces of paper, or the assorted items because she might need them later. The one who feeds stray dogs, cats, even pigeons. The one who gives things away, those we wanted to keep, that we (oh outrage!) thought she cherished like photographs, jewelry, dolls, mementos varied. The one who no longer finds roses or orchids interesting and fails to tend to her garden. The one who has strange friends, friends no one knows, no one trusts, who hang around the house (our house!) and don’t leave when we get there. The one who says unpleasant things, who reveals intimacies, who makes bawdy jokes; the one who discloses family biases, who embarrasses us in front of friends and the one who wants only to pray and to feed and dress her saints.
The old woman who defiantly wears red lipstick, wears pink dresses and stumbles in her highheels. The one that annoyingly still demands flattery, or explanations, or (good grief!) gifts. The one who won’t get out of bed, or leave the house, or that one who longs to be under the hot steaming sun, or the one who stills runs and plays with her great grandchildren.
This is a
tribute to the old mother, the one with the wrinkled forehead, the veiny hands
and the steely grey, or not so grey head for she too should be honored not for
what she was (although that is a large part of who she is to us) but for whom she still is now.
Happy Mother's Day
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