¿Por qué se empeña la administración universitaria en radicarles cargos a los estudiantes que lideran los movimientos de protesta? En nuestras clases los exhortamos a pensar de forma crítica, a reconocer las falacias lógicas, y a expresarse en contra de la injusticia, pero cuando lo intentan nos ponemos nerviosos. Nos irrita que nos contradigan, nos incomoda que cuestionen nuestras motivaciones y pongan en tela de juicio nuestra magnífica sapiencia. Entonces nos la ingeniamos para callarlos aunque tengamos que recurrir a la violencia.
El semestre pasado los jóvenes, Arturo Ríos y Gabriel Laborde pasaron buena parte de la huelga pasada en el tribunal. En diciembre, le tocó a Waldemiro Vélez. En enero comenzó la persecución activa de Giovanni Roberto. Las víctimas más recientes son Ian Camilo Cintrón y Adriana Mulero. A estos se les acusa de instigar los actos violentos del 11 de enero aún cuando en las vistas no hubo testigos que los ubicaran ni en el Centro de Estudiantes, ni en el Decanato de Asuntos Estudiantiles de Administración de Empresas, donde se cometieron los actos vandálicos que alegadamente lideraron.
Supongo, que en febrero será Xiomara Caro. Ya encontrarán de qué acusarla. De esta forma se elimina e intimida a los disidentes que aún creen que conseguir derogar la cuota es una causa justa y se demuestra que los valores que preferimos en la Universidad del Estado, no son el diálogo y el intercambio de ideas sino el silencio y la sumisión.
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