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Wednesday, June 16, 2021

Sobre la red eléctrica

 A pesar de las “buenas intenciones” de los alcaldes, me parece un error garrafal que estén involucrándose en la reparación de los problemas eléctricos de sus pueblos. Ni El Pepino Power ni el Georgie Power son los responsables de los desperfectos del sistema, hayan o no hayan comenzado antes del 1 de junio. Aquí quien adquirió la responsabilidad de lo que suceda después de esa fecha es LUMA. No en balde llevan un año, dizque preparándose, con millones a su alcance, para tomar control de la red eléctrica. Aunque los alcaldes sientan la presión del pueblo por resolver, es un error asumir esa responsabilidad.  Para empezar están poniendo en riesgo la vida de los  celadores en su mayoría por lo que he leído, voluntarios o retirados de la AEE. Segundo, están arriesgando las propiedades de los clientes de LUMA.  Se supo esta semana que dos residencias en San Sebastián se quemaron y anteriormente hubo un caso en que alegadamente se quemó otra residencia por negligencia de LUMA o porque se quedó prendida una hornilla (¿?). No está claro.

Los alcaldes sobre quienes pende la espada de Damocles, están desesperados. Volviendo a la época después de María, el alcalde de San Sebastián recabó la ayuda del grupo que denominó Pepino Power. Emulando a su homólogo, el de Isabela, el de Santa Isabel y otros han dicho que van a traer sus propias compañías para reparar las averías. El problema es que quien debe responsabilizarse es LUMA. Sin embargo, estos han sido parcos con la prensa y no responden a las llamadas de los clientes del monopolio. Mientras solucionan sus problemas, LUMA, quien a pesar del presupuesto leonino con el que cuenta, se ha puesto las botas poniendo anuncios en el periódico y achacándole su ineptitud a un alegado sabotaje de la UTIER o a que la gente le da con usar todos sus enseres a la vez y ese consumo desmedido es lo que causa los problemas de la red. No es, por supuesto, su falta de preparación, incompetente servicio y lo que aparenta ser nada más que mezquindad.

 Mientras LUMA se pone para su número, los alcaldes (algunos que también dicen "confiar" en que LUMA les va a cooperar) tienen que hablarle a sus constituyentes con la verdad. Los desperfectos eléctricos no son responsabilidad de los municipios y es LUMA quien los debe corregir. El pueblo, los alcaldes y hasta el gobernador deben exigirle a LUMA que resuelva. Que se unan en una protesta contra la compañía. Que marchen hasta fortalezca e interpelen al gobernador, que abrumen a la Junta de Supervisión Fiscal con llamadas, y quejas del servicio, con especial énfasis en la presidenta, Natalie Jarelsko. Que sea el equipo de trabajo de LUMA quienes corran riesgos y les respondan a los ciudadanos. Que cumplan con su contrato. Que demuestren que son mejores que los administradores anteriores y que se merecen cada millón que se les paga... Y si no, que se rescinda el contrato que por lo que he leído y escuchado en la prensa está plagado de errores.

No les corresponde a los alcaldes presentar un remedio. Después de todo es LUMA y no las alcaldías la que están recibiendo una millonada. Si no tienen celadores que contraten. Si necesitan a los de la UTEIR que los atraigan con asegurarle que honrarán el convenio colectivo vigente. No es como que los ex empleados de la AEE son más felices cortando grama, pintando edificios o trabajando de chóferes. Especialmente ahora que no parece que les van a asegurar el plan medico y pronto, muy pronto, estoy convencida, ni los empleos.

Como última propuesta, que si finalmente se inclinan por seguir reparando la red, o poniéndoles parchos, los alcaldes deberían exigir se les pague por hacerle el trabajo a la recién establecida compañía de electricidad, a ver como responde la JCF, el gobernador y la misma LUMA.

Friday, June 04, 2021

Costumbres a conservar post Covid

 El gobernador acaba de anunciar una nueva orden ejecutiva que liberaliza las anteriores restricciones que por obligación surgieron tras comenzar la pandemia del Covid-19 y cambiara las formas y maneras en las que convivimos. Por supuesto que a algunos les ha fascinado y a otros no tanto. Algunos porque quieren reabrir los negocios y poner a marchar la economía; los que se oponen temen que haya un nuevo brote que cargue los hospitales y aumente el numero de victimas. Yo aun vivo con un poco de temor a contagiarme. Para nada quiero terminar en un hospital; definitivamente sería lo que peor pudiera pasarme a mí, o al colega...y ambos estamos vacunados.

Cuando por fin acabe la pandemia y podamos retomar nuestras vidas hay ciertas costumbres que seguimos ahora para protegernos y proteger a otros que no estaría mal que conserváramos. En primer lugar, está el distanciamiento físico. Con el brote del Covid se recomienda que nos mantengamos alejados por lo menos seis pies de aquellos que no forman parte de nuestro círculo familiar inmediato. A mi me gustaría que por lo menos en los espacios públicos pudiéramos conservar esta costumbre. Nunca me ha gustado que los desconocidos se aglomeren cerca ni detrás de mí. Por ejemplo, hacer filas en las tiendas, bancos y otros espacios siempre ha sido un suplicio porque mucha gente no respeta el espacio ajeno. Se acercan tanto que terminas inundado en sus perfumes y sus pestes. 

Otra cosa que me gustaría conservar, hasta cierto punto, es la mascarilla. Es tan higiénica. Por algo lo usan médicos y otros profesionales de la salud en los hospitales para proteger a los pacientes. Alguien preguntó en Twitter (creo que la primera que lo comentó fue Mariola) que si se habían dado cuenta de todos los catarros que no habían tenido en el 2020 y lo que va del 2021 y me asombré. Le pregunté a mi hijo si los nietos se habían enfermado y ante la negativa, concluimos que bien podrían ser las mascarillas y la falta de contacto con otros niños. Leí, a raíz de aquel comentario que también los casos de pulmonía, e influenza en los adultos se habían reducido considerablemente. Claro que no creo que el uso de la mascarilla tenga larga vida; el colega las odia, aunque es muy respetuoso y las usa y sé de muchos como el que no ven el momento en que se las puedan quitar, pero insisto que su uso debería continuar en algunas situaciones. Por lo menos, nadie debería entrar a un hospital sin una y nadie debe visitar a un enfermo sin antes cubrirse la nariz y la boca. Aunque en EEUU se ha convertido en un issue político, aquí no lo percibo así. Aunque a muchos no les agrada tener la boca tapada, tienden a respetar la ley. Y fueron muchos los que se indignaron cuando empezaron los turistas a desafiar la ley. Aquí añado otra idea que la traigo de Twitter (otra vez), y me pareció magnifica: que los cocineros y los que sirvan comida las utilicen para que así la comida esté libre de la saliva ajena. Yo sé que las usaré en lugares cerrados por algún tiempo más. Me dan un sentido de seguridad valioso. Además de que la gente es tan creativa y ha surgido toda una industria alrededor de ellas. Yo tengo por lo menos diez que puedo combinar con cada outfit. Y también te protegen del ardiente sol tropical, te alivian el estrés de siempre andar maquillada y seguro que ahorita se me ocurre algo más que añadir.

Hay otras costumbres que aunque he notado que han ido cayendo en desuso fueron buenos consejos como, lavarse las manos con frecuencia, caminar en una sola dirección y saludar usando el pulgar, o los codos. En fin, usemos el sentido común. A ver si pasan años sin que nos toque otro virus que trastoque nuestras vidas.