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Tuesday, May 26, 2020

Las desventajas de la universidad en línea


Para Aíxa,

Ahora que las universidades se lanzan a la locura de poner toda su oferta académica en línea, pienso en como esto priva a las estudiantes de la adquisición de una educación amplia, participativa y rica en experiencias. Cuando los que rigen los destinos de las universidades, en especial pienso en la del estado, juegan con la idea de perpetuar la educación a distancia ya que así se ahorran las huelgas y quejas de la comunidad universitaria, hay que tomarse unos minutos y pensar en lo que significa tener una verdadera experiencia universitaria. ¿Qué ha sido para ti y que aprendiste de ella? La universidad no son solo los cursos que se toman. La universidad es un conjunto de experiencias que promueven el desarrollo de una mente alerta, abierta y consciente del mundo en el que habitamos los ciudadanos. Cuando pienso en lo que se pierde con la educación a distancia dos cosas, al parecer no imprescindibles para obtener un grado universitario, sobresalen: una, los amigos que se hacen en la universidad y dos, las experiencias que se obtienen. Claro que habrá quien atesore las amistades que tuviera en la escuela superior o las de su círculo social, pero algunos forjamos lazos de amistad duraderos en la universidad. Y es que es allí donde por primera vez nos conectamos con almas afines que despertaron un mar de inquietudes intelectuales y psíquicas que no eran posibles en los círculos limitados y protegidos de la escuela y el vecindario. 

En la universidad conocí a compañeros músicos, teatreros y poetas que influyeron en la música que escucho, lo que leo y lo que pienso. Y ni hablar de los profesores que me  expusieron a un mundo de ideas y formas de ver que ampliaron mis horizontes, sueños y ambiciones. Nunca me hubiese interesado Serrat ni Miguel Hernández si no hubiese estado expuesta a su música y poesía mientras compartía con los compañeros de Humanidades. Y ni hablar de los autores como Borges, Rulfo, Shakespeare, Tennyson, Milton que hubiesen pasado por mi vida sin que sus palabras dejaran huellas en mí. Tampoco creo (digo creo por eso de no cometer una falacia lógica, cosa que aprendí en la universidad) que hubiese visto el número de películas de arte que tuve la suerte y el placer de conocer si no fuera por el profesor Dante Pasquinucci y el teatro Julia de Burgos que organizaba una serie de cine extranjero. Allí vi algunas de las películas que todavía hoy al oír hablar de ellas me emociono, como La noche de San Lorenzo, bella película italiana de los 80 y My Brilliant Career, película australiana de 1979 protagonizada por la maravillosa Judy Davis. También estuve expuesta a cine francés, alemán, chino, y japonés que incitaron mi curiosidad por otras culturas y otras formas de ver y percibir al Otro y sus mundos. Y ni hablar de las obras de teatro, los ballets y los conciertos. Es verdad que los estudiantes pobres que no podíamos darnos el lujo de costear un boleto, teníamos que hacer unas filas enormes y de madrugada para que nos tocara un boleto, pero lo hacíamos con gusto. Así recuerdo ver a Atahualpa Yupanqui, el ballet Coppelia y el grupo de baile Pilobolus, entre otros.

Otra parte importante de la experiencia universitaria es el compartir en el salón de clases. Claro que hay profesores que pronto pasan al olvido pero hay aquellos que aunque uno no recuerde el nombre, que no es mí caso que creo recordarlos a todos o casi todos, lo que aprendimos de ellos viene a formar parte esencial de lo que somos o por lo menos ayudaron a moldear nuestra personalidad, nuestra forma de hablar, nuestra manera de ver el mundo. ¿Cómo apreciar desde la pantalla de un celular o en el mejor de los casos una laptop, tanto a la profesora que parecía sacada de una película de los Locos Adams, como al verdugo que nos desangraba por lo mucho que exigía o el excéntrico que usaba el pantalón manchado y el cabello revuelto? No me imagino que esas personalidades puedan percibirse de la misma manera en línea. El Zoom solo permite ver una cara sin mucha personalidad de la cintura hacía arriba. El profesor aquel de la ropa excéntrica, la que lucía toda suerte de zapato estrambótico o el profe sencillamente square…ese no se puede atisbar a través de las redes. ¿Y cuanto no pierde la estudiante que aunque sea una sola vez compartiera sus sueños y problemas con su profesora favorita en horas de oficina? Y se pierde también cuando no se puede ir donde aquel profe al que le cuentas tus problemas y le traes tus quejas. El que saludas por los pasillos o con el que conversas cuando coinciden en la cafetería. Eso pasará al olvido. Serán meros cuentos de viejos.

¿Y qué de los compañeros de clases? El loco que nos hacía reír, la sabelotodo, el tímido, el músico que traía la guitarra a clases, la chica con la flor en el cabello, el tenorio que coqueteaba con todas las chicas, la que nunca traía libros a las clases y el que se copiaba todas las asignaciones…¿cómo apreciar esa variedad de personajes en línea?

¿Y qué de los deportes? ¿Cómo se logra una identidad atlética, una lealtad deportiva  desde una computadora, teléfono móvil o ipad? ¿Y qué de las bandas? ¿Los coros? ¿Los grupos de teatro y los clubes? ¿Cómo se crea y estimula un apego al alma máter si no se vive la experiencia educativa en su totalidad?

¿Y qué de las estudiantes que tal vez nunca vean ni participen de un desfile de graduación? ¿Qué nunca se pongan una toga, ni tengan el gusto de lanzar su birrete al aire?

Cuando la UPR se lanzó a la tarea de re-conceptualizar la Educación General yo lamenté la forma en que por supuestamente fortalecerla, se había más bien diluido y mermado. Jamás me imaginé que la verdadera muerte de la educación general o la estocada final vendría a manos de la tecnología y la vertiente conocida como educación a distancia porque aunque todavía se tomen cursos en áreas de la educación general se hará en un vacío existencial sin la riqueza de la Universidad en todo su esplendor.

Y todo esto lo digo desde mi punto de vista como estudiante…como profesora puedo mencionar un sin fin más.



3 comments:

Elba Iris Pérez, Ph.D. said...

Yo espero que esto sea una práctica que se limite al tiempo en el que estamos lidiando con el Covid-19, y que cuando se normalicen las cosas la universidad vuelva a la normalidad. Creo que, de surgir una vacuna, eso es posible en un tiempo razonable. Pienso que las clases en línea son una alternativa a no dar clases, lo cual creo sería aún mas devastador. Pero sí, coincido contigo. Como norma, las clases en línea no son un sustituto para todo lo que incluye la experiencia universitaria.

David said...

Totalmente de acuerdo. Cursos y clases por Zoom no pueden sustituír una universidad. Si el gobierno quiere acabar con la universidad, el país no tendrá futuro.

elf said...

Gracias Elba y David por sus comentarios. Hay rumores de que la Universidad va a aprovechar esta coyuntura para que se ofrezcan la mayoría de los cursos en línea. Esto me da pánico y una pena enorme por los estudiantes pq la Universidad fue tan importante para mi y cambió mi vida de una manera incalculable...por eso este lamento.