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Wednesday, April 15, 2020

Lecciones de la cuarentena


¿Qué nos ha enseñado esta crisis de salud y la cuarentena en la que se encuentra el mundo? Se me ocurre que la primera lección debe ser que dependemos mucho de los medios de comunicación. Desde que empezó a regarse el virus por el mundo nos enteramos por los medios, ya sea la televisión, el Facebook, Twitter u otro. Fue a través de los medios que supimos del primer brote en Wuhan, del primer caso en España, Italia, etc. Durante los días de oscuridad y carencia que tuvimos después del huracán María, lo que más extrañábamos y lo que motivaba a la gente a hacer veinte mil malabares por conectarse al Internet era comunicarse con sus familiares, amigos y el mundo. Recuerdo, por mencionar uno, las largas filas de autos estacionados a lo largo del paseo en el expreso. Ahora que hasta tenemos que estar físicamente distanciados, las redes son casi un imperativo. Digo casi porque todavía hay quien no tiene acceso a las redes…y nuestros privilegios tenemos que reconocerlos.

La segunda lección me parece que debe ser que el mundo se ha achicado considerablemente. Hace 30 años atrás era difícil pensar que un virus cuyo origen fue por la China llegara hasta Puerto Rico. Y ahora resulta que no solo Italia está más cerca de China, sino que nosotros también. Al día de hoy se han reportado cerca de 1000 casos acá y 2 millones en el mundo, aunque se sospecha que haya miles sin confirmar. El efecto mariposa es más real de lo que imaginamos. Un estornudo en otra parte del mundo es un catarro en esta. Ahora si que podemos afirmar que vivimos en un mundo globalizado.

Tercera lección: Nada es tan urgente que no se pueda posponer. Tal vez debo decir que pocas cosas son tan urgentes que no puedan posponerse. ¡La cantidad de cosas que se han quedado sin hacer en estos días de cuarentena desde operaciones hasta los pagos ineludibles! Y en esa misma vena se me ocurre que cuando uno pospone algo indefinidamente es muy probable que nunca lo haga. ¿Cuántas cosas decimos que haríamos si tuviéramos el tiempo y ahora tenemos el tiempo y no nos animamos? Por lo menos es mi caso. No hago las cosas por falta de motivación, no por falta de tiempo. Por otra parte, se me ocurre que hay que comprar las cosas para hacerlas antes de que ya no podamos. Por ejemplo quería arreglar el huerto pero nunca compré la tierra y ahora tengo el ánimo pero no los materiales para empezar el proyecto. 

Cuarta lección: Esta fue una que aprendimos después del huracán. Se puede vivir con tan poco. Ahora que estamos protegidos de nuestra propensión a consumir, nos damos cuenta de que si tenemos comida, agua y donde cobijarnos podemos vivir decentemente con poco. Claro que ayuda tener más que menos. Hay quien carece de las tres cosas. Hay quien puede encontrar en manos generosas las primeras dos y pasa la segunda a la intemperie… pero esto va para los privilegiados, o sea los que me leen. Si usted me lee es porque tiene comida, agua, casa y electricidad, además de acceso a las redes. Otra vez, no olvidar que somos privilegiados. Y a lo que iba, no necesitamos la mitad de las cosas que nos empeñamos en adquirir, o con lo que soñamos.

Quinta lección: Nada va a volver a ser como era. No creo. Por lo menos muchas cosas van a cambiar. Tal vez no en el macro pero en el micro. Algunos proponen la normalidad como algo negativo porque lo que había no servía, pero uno tiende a anhelar lo conocido.

Sexta lección: Que mucho libros hay que requieren de nuestra atención, o que deberíamos leer. Lo mismo sucede con las películas y las series. Ahora que hay tanto canal y servicios que si HBO, Netflix, Hulu, Disney, y muchas, muchas más no se pone uno nunca al día.

Séptima lección: Las amistades y las relaciones familiares hay que cultivarlas. Cuando caemos enfermos son las amigas las que llegan al rescate y la familia, si nos quieren bien y/o no les queda mas remedio. Y no lo digo con amargura. No es fácil sobrevivir la familia. Es más fácil ser amigo. No hay el bagaje sentimental, los golpes a la psiquis que existe con la familia. Y que mucho se extrañan las relaciones personales..los nietos, los hijos, las hermanas, las amigas…

Finalmente, se me ocurre que hay que considerar con mucho cuidado con quien termina uno en momentos de cuarentena. Lo mejor es estar con personas a las que uno respete, quiera y disfrute, aquellas que te ofrezcan paz y apoyo. Me duele pensar en las mujeres en relaciones violentas. A los niñas/niños que viven en esas familias para quienes la escuela es un bálsamo porque les ofrece salida de la opresión y ahora no cuenta ni con eso. Me duelen igualmente los que no tienen acceso a alimentos ni cobijo. Agradezco a la vida haber encontrado la persona idónea con quien pasar este acuartelamiento que para nosotros no ha sido un cambio grande, pero para muchos sí.





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