Powered By Blogger

Tuesday, October 27, 2015

De viajes con Morfeo

He vuelto a soñar con una amiga fallecida hace algún tiempo ya: enero de 2009.  Siempre he soñado con mis muertos, pero no perduran en mi inconsciente como ella.  Cuando mi abuelo murió, recuerdo verlo y conversar con él en sueños por varios meses. Sin embargo, en esas citas con Morfeo, sabía que estaba muerto aunque no me extrañaba verlo. Pero tal como llegaba a mis sueños sin avisar, igual desapareció. No he vuelto a soñar con él. Con otro colega/mentor también soñé por meses después de su partida, pero Idia es insistente.  Recurre. No deja que la olvide.

Esto me hizo pensar en los sueños.  Tengo dos amigos a quienes me gusta contarles mis sueños porque se emocionan y los interpretan.  Me explican lo que, según ellos, significan y a menudo son mensajes positivos. Por ejemplo, cuando le conté a Jane que había soñado que tenía un bebé me dijo emocionada que era una nueva etapa en mi vida y que la recibía con la misma emoción con que se recibe a un recién nacido. Aunque me resulta divertido la posibilidad de que mis amigos acierten a dar con algún mensaje o simbolismo a mis estadías por el mundo onírico, no les creo necesariamente. Lo cierto es que la mayoría de nosotros pensamos que los sueños tienen algún propósito; solo que no hemos dado con ninguna explicación concreta.

Para algunos, los que creen en espíritus, los sueños y con quienes soñamos son mensajes que recibimos de otros mundos—como es el caso de mis amigos. Los psicólogos, desde Freud, creen que soñar con familiares o amigos que han fallecido puede indicar alguna depresión profunda, o sentimiento de culpa. Otros, los religiosos, dicen que el alma de la persona fallecida no ha encontrado la paz y aún vaga por el espacio buscándola. (Así como en la película The Sixth Sense con Bruce Willis).

Algunos estudiosos del cerebro creen que los sueños en realidad no significan nada. Que son sólo impulsos eléctricos del cerebro que lanzan pensamientos e imágenes de lo que hemos vivido al azar—sin ton ni son. Pero mis sueños tienen un hilo narrativo… ¿cómo se explica? Para estos científicos, lo que ocurre es que creamos una narración a nivel consciente para explicarnos el sueño, o explicárselo a otros.  No sé si eso será verdad pero aunque mis sueños parecen ser historias reales, siempre me cuesta explicarlos ya que lo que parecía tener sentido mientras dormía resulta incoherente cuando intento describírselo a otros.

Según “The science behind dreaming”*, soñar es un antiguo mecanismo de defensa biológica que nos proporciona una ventaja evolutiva ya que nos capacita para actuar más eficientemente frente a posibles eventos que nos amenazan. O sea, los sueños nos ayudan a procesar nuestras emociones. Lo que vemos y experimentamos en nuestros sueños no será real, pero las emociones unidas a estas experiencias, sin duda lo son. Nuestras historias oníricas tratan de despojar a la emoción de una cierta experiencia mediante la creación de un recuerdo de la misma. De esta manera, la emoción es neutralizada. Este mecanismo cumple un papel importante porque cuando no procesamos nuestras emociones, especialmente las negativas, aumenta la ansiedad. De hecho, no soñar se correlaciona, según este ensayo, con el posible desarrollo de trastornos mentales. En otras palabras, los sueños ayudan a nuestra mente a regular el tráfico que conecta nuestras experiencias con nuestras emociones y recuerdos. 

Volviendo entonces a mi sueño, creo (tendré que estar pendiente de esto) que tal vez recurro al recuerdo de Idia, cada vez que experimento una pérdida o amenaza—que no voy a dilucidar aquí-- y que su presencia me ayuda a bregar con mis truncadas emociones. 

* Resumo partes del ensayo que se encuentra en Scientific American

4 comments:

Aleator said...

Siempre he creído que los sueños tienen más de una función en nuestras vidas sobretodo cuando se trata de manejar emociones. Eso abre una gama de posibilidades de reflexión post onírica. Es interesante analizar cómo el valor que le damos a estas imágenes ha cambiado a través del tiempo. Tu escrito me hace pensar en Segismundo de "La vida es sueño" ya que él, aunque dice que vivir es soñar (y eso puede ser igual a engaño y sufrimiento), en otro momento dice que soñar cuando se sabe que uno está en un sueño o cuando uno sabe que va a despertar, no necesariamente es dañino. No sé si la mezcla de frases es adecuada pero aquí va: Durmamos y soñemos que mañana moriremos.

elf said...

Aleator:

Ah. "La vida es sueño". Que obra tan bella. Yo sueño mucho; epm, no tanto. Tal vez, tengo más "issues" por resolver... pero estoy tranquila. Dejo que el subconsciente se encargue porque como dice Segismundo "los sueños, sueños son."
Gracias por comentar.

Elba Iris Pérez, Ph.D. said...

Yo era una adolescente cuando tomaba café una mañana, asomada por la ventana de la sala, recordando los gritos de una mujer con la que había soñado. Sentía alivio saboreando el cafe sabiendo que solo había sido un sueño. De pronto, la vecina del frente salió a la marquesina con una canasta de ropa y se cayó. El esposo salió corriendo a socorrerla y cuando le tendió su mano para levantarla, ella gritó, exactamente como la mujer del sueño. La escena era la misma, solo que ahora yo estaba despierta. Desde entonces, han sido muchos los sueños que se me han hecho realidad, unos malos, otros buenos. Hace poco soñe que visité a mi tía en Puerto Rico, pero había un problema. La casa no tenía ni puertas ni ventanas. A los pocos días mi madre me informó que Tía había muerto.
Cuando tengo un sueño terrible me paso los dias rogandole al universo que no se haga realidad, y que desaparezcan mis sueños. Muchas han sido las teorías sobre mis sueños. ¡Pero a mi lo que me interesa es dormir!

Ivonne Acosta Lespier said...

A veces me espeluzna la coincidencia de pensamientos que tenemos. Yo hubiese escrito algo parecido a esta entrada tuya en cuanto a los sueños. Me hago las mismas preguntas porque parecen tan bien escritos y dirigidos como una película en la que no tiene una ninguna intervención. Y me pasa lo mismo: no los puedo describir como fueron. Si pudiera hacer películas me saldría la explicación pero en lenguaje no se acerca. Y serían películas de misterio, de aventuras, de terror. Otras son las típicas escenas de inseguridades: no ir preparada para dar un discurso, perder la cartera o las llaves, no poder manejar bien el carro, ir sin la ropa adecuada a algún lugar, perderme en una ciudad por calles tenebrosas (es bien común), etc.