Parece que ha llegado el fin de la autonomía universitaria. Mientras que en el pasado podíamos vivir con la ilusión de la autonomía, el gobierno de turno se ha dado a la tarea de destruir esa fantasía. La Universidad de Puerto Rico es de los políticos y ahora la reclaman. Basta ya de paños tibios. Quieren montar sus quioscos y no piensan andarse escondiendo. Mientras unos cuecen sus “enmiendas” a la Ley Universitaria para darle “dirección” a la institución, otros se sortean los puestos en los recintos. Mientras tanto el Presidente José Ramón de la Torre y el rector de nuestro recinto Juan Ramírez, recurren al Senado para asegurar la bendición del Presidente de dicho cuerpo y así afirmarse en el poder sin importarles que los universitarios hayamos repudiado sus actos una y otra vez.
Nos esperan tiempos difíciles en la UPR, tiempos de recesión y tiempos de represión. No podemos dormirnos en las pajas. Hay que estar atentos y no dar tregua. Ante el desánimo y la frustración que nos golpea y ahoga, tenemos que prepararnos para contra atacar con los medios que tenemos disponibles: la palabra y la acción.
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