Las noticias están llenas de historias que
convocan a la reflexión (para los que reflexionan), promueven la investigación
(para los que investigan) y además sirven, desafortunadamente, de alimento a
los pseudo periodistas del país--aquellos que recurren al rumor y la ignorancia
para llevar su mensaje (como ocurrió con el IVA).
Yo soy de las que corro a la PC y hago una
búsqueda del tema. El tema que nos ocupa hoy es la siembra de nubes para
promover la lluvia o las llamadas técnicas de modificación atmosférica. Según
he leído, el primero que propuso el tema fue el geólogo Nathaniel Shaler de la
Universidad de Harvard. Shaler propuso canalizar las corrientes de Kuroshio en
el Pacífico a través del estrecho de Bering para elevar las temperaturas en la
región unos 30 grados. Esto fue en 1877.
Se sabe también que Nikola Tesla (1888)
propuso modificar la frecuencia de resonancia de la tierra a través de corrientes de electricidad alterna. En 1890 ya el gobierno
estadounidense financiaba experimentos que se llevarían a cabo en Texas para
producir lluvia. En 1910 el magnate de los cereales, el señor CW Post
financiaba experimentos para promover la lluvia a modo de reemplazar el riego.
En noviembre de 1946, el Dr. Bernard
Vonnegut descubrió que los cristales microscópicos de yoduro de plata (AgI)
podían convertir el vapor de agua para formar cristales de hielo. Sin embargo,
el mismo Vonnegut previno que esto era tan delicado que no debería dejarse en
manos privadas…
El primer experimento considerado exitoso
tuvo lugar en Vietnam en 1967 cuando el ejército de EEUU lanza Operación Popeye
sobre el país asiático con miras a extender la temporada de monzones sobre
Laos. Esta operación consistía en sembrar yoduro de plata en las nubes específicamente
sobre Ho Chi Minh de modo que las tropas vietnamitas no pudieran transitar por
la ciudad. El escándalo que se suscitó tras el descubrimiento de esta
estrategia militar en 1978 propulsó la firma de un tratado entre los Estados Unidos y
otros gobiernos para prohibir el uso de tecnología de modificación
climatológica en tiempos de guerra—las razones son obvias.
En 2003 el Consejo Nacional de
Investigación de la Academia Nacional de Ciencias publicó un informe titulado
"Temas críticos en la investigación sobre la modificación artificial del clima”. Una de
sus conclusiones fue que "todavía no existe prueba científica suficiente
que muestre la eficacia de la modificación climatológica.” Sin embargo, ya se
usa en muchas partes del mundo (China, Francia, Australia) con un éxito
cuestionable y con muchos detractores.
Según Wikipedia, “en Estados Unidos, la siembra de nubes se utiliza para aumentar las
precipitaciones en zonas que sufren de sequía, para reducir el tamaño de los
granizos que se forman durante tormentas eléctricas, y para reducir la cantidad
de neblina en los alrededores de los aeropuertos.”
Esto es a grandes rasgos lo que ha ocurrido, pero hay muchas personas más envueltas en la experimentación con el clima y cómo modificarlo. O sea, que el tema es complicado y todavía
requiere de estudio. Todos los supuestos
logros hasta el momento son disputados por expertos. En el 2011 dado el récord de desastres
climatológicos ocurridos en los EE.UU., el Servicio
Nacional de Meteorología lanzó una iniciativa global para asegurar que
el país estuviera en un futuro preparado para enfrentar cualquier crisis de naturaleza
climática que pudiera surgir dada la creciente vulnerabilidad de muchas comunidades afectadas
por fenómenos meteorológicos severos, tales como tornados, olas de
calor intensas, las sequías, inundaciones, y huracanes.
En Puerto Rico, por si no está enterado, la empresa Seeding Operations & Atmosferic Research
(SOAR) ya empezó a sembrar nubes. “Lanzó tres bengalas de químicos
sobre la zona de la cuenca de Carraízo e informó de un aguacero posterior al
evento, cuya magnitud la empresa no pudo precisar, dio a conocer la portavoz de
la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), Norma Muñoz” según se
publica en el periódico primerahora.com. Mientras tanto, los profesores de la
UPR que aparecían como consultores de la compañía SOAR, se desvincularon de la
contratación aclarando que nunca fueron consultados y aunque no se oponen
plenamente, sugieren más investigación sobre el tema.
Un problema que preveo es que si
funcionara, aunque no parece muy prometedor, seguiríamos con las costumbres
que nos han llevado hasta esta sequía. O sea, seguiríamos mal gastando los
recursos, deforestando y sembrando cemento. Primero debería comenzarse una
campaña en las escuelas que es donde realmente puede funcionar, otra en la
prensa y televisión sobre la importancia de proteger el planeta, (no solo la
isla) y luego de prevenir para evitar que vuelva a ocurrir en el futuro; solo entonces deberíamos considerar otras alternativas.
Aquí algunas fuentes usadas para este escrito:
Aquí algunas fuentes usadas para este escrito:
2 comments:
Mas le vale a los,humanos q no jueguen a ser Dios, la naturaleza se puede virar en contra nuestra.
Recuerdo la noticia en la que aparecían los profesores de la UPR que serían consultados. Uno de ellos decía que el proyecto de sembrar nubes tenía la misma probabilidad de causar lluvia que la que se esperaba que produjera naturalmente el ambiente en esos días un 20%. Yo lo vi como otro episodio en el que academia y país van por senderos que se bifurcan.
Por cierto me gusta el nuevo look del blog. Ya era hora!
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