En un
artículo reciente de The New York Times (“The
World According to Team Walt”) que me envía una amiga
y fiel seguidora de Breaking Bad, Ross Douthat
alega que los seguidores de la serie quieren que Walt, el protagonista, se
salga con la suya. Según Douthat el atractivo de este personaje estriba en la
necesidad de una alternativa al código moral prevaleciente. ¿Por que no matar a Gus, por ejemplo, si es
después de todo una mala persona? Es un
regreso según Douthat a lo que el llama las viejas reglas en las que uno hacía
lo que fuera por defender la tribu o la familia.
Su punto de vista está
interesante y tal vez esa sea la razón por la que algunos seguidores de la
serie todavía quieren (querían) que Walt sobreviva (viviera) la serie. Pero no es la razón por la que la he seguido
yo. Yo la veo por la trama, que cautiva. En Albuquerque, Nuevo México hay un maestro que se arriesga a cocinar meth pensándose demasiado inteligente
para quedar atrapado en la madeja de enredos y
peligros que es el mundo de las drogas. Cuando comienza la serie, Walt
tiene un plan: necesita unos $700,000 más o menos para morir en paz. Pero Walt
es un personaje complejo. Es inteligente
pero lleno de complejos, inseguridades y ambiciones personales que lo
llevan a decir en un momento “I’m in the empire business.” O la otra “I AM the danger! A guy opens his door and gets
shot and you think that of me? No. I am the one who
knocks!” Necesita sentirse en control. Al principio Skyler, su esposa, parece ser la
dominante de los dos. A medida que Walt
se adentra en el mundo de la meth,
ella va perdiendo control y el lo va ganando.
Walt no es un personaje simpático,
nunca lo es. (Tengo que admitir que hace tiempo que quiero que Walt las pague.)
Es un hombre que ha vivido con miedo y con la vergüenza de no haber llenado las
expectativas que se tenían de el. Además
de que vive con el coraje de sentirse engañado.
Se cree impotente y traicionado por sus amigos (los Shwartz). En el momento
en que entiende que tiene poder, lo usa de forma despiadada. Después que compra el Car Wash que va servirles para lavar el dinero de las drogas, el
dueño ve en la pared el primer dólar que ganó con el negocio e intenta llevárselo,
Walt no sólo se lo prohíbe, sino que lo usa después para comprarse una Coca Cola.
En algo aparentemente tan trivial, Walt demuestra lo mezquino que puede ser y
cómo se regodea en ser el que tiene la sartén por el mango. Más tarde se da el
gusto de decirle a Jesse, quien está a punto de morir a mano de los criminales
compinches del maestro, que dejó morir a Jane, la novia de Jesse. Walt es
también una persona tramposa, deshonesta y controladora. Le miente con
espantosa facilidad a su esposa, sus hijos, sus amigos. Por eso es tan estremecedor,
el encuentro con Hank después de que el agente se da cuenta que su cuñado es el
famoso Heisenberg.
Otra cosa que me gustó de
BB, es que en los primeras dos temporadas vemos a Walt en el salón de clases explicándonos
ciertas características básicas de la química.
Cada vez que lo vemos en el salón parece estarse divirtiendo, parece que
le fascina la química y hablar de ella.
Cuando se junta con Jesse, lo acoge como maestro que fue y que pretende
seguir siendo. Además de que cada clase que le vemos dar, es importante para
adelantar la trama. “Chemistry is about transfomation” dice en clase. Y así Walt
se transforma de simple maestro a Heisenberg, el misterioso Kingpin que destruyó a Gus, quien se
sentía rey de la droga después de haber liquidado al cartel en México.
El personaje más
conmovedor es Jesse. Es cierto que el no
padecía de cáncer, pero Jesse es una víctima desde el principio. Es un pobre infeliz a quien hasta su familia
lo ha abandonado. Sólo quiere sobrevivir
y que alguien lo quiera. Busca en Walt
una figura paterna—y hasta cierto punto lo encuentra. Claro que como dice mi
marido, Jesse no sobreviviría en el mundo real (He’s too damaged.). Pero por lo
menos, Vince Gilligan nos dejó la satisfacción de que en el mundo de BB, Jesse tiene una segunda
oportunidad.
En fin que tengo que
decir que no hay nada como un buen libreto, escritores inteligentes, un director astuto y actores sobresalientes.Cada libreto estaba cuidadosamente elaborado (la referencia a "Ozymandias" el poema de Shelly fue una maravilla) y cada detalle pensado de manera genial e
inteligente, con una buena dosis de humor para aliviarnos la tensión. ...Ya tengo
ganas de verla otra vez.