En el
debate en torno al retiro he leído y escuchado a comentaristas y público
general, emitir su opinión sobre la reforma, y los retirados. En un programa de radio, escuché a un
ilustrísimo decir que el llevaba 40 años trabajando y aun no estaba listo para
el retiro. Por lo tanto, los demás
podían seguir trabajando de igual manera. En la prensa se han publicado varias
cartas de trabajadores de la industria privada que no sienten empatía alguna
por los empleados públicos y sus quejas por la reforma.
Tomemos lo
arriba expuesto por partes. Primero que
nada, no hay nada malo con que uno llegue a los 60 o hasta 80 y quiera seguir
trabajando. Pero, una cosa es hacerlo
porque le gusta lo que hace, o porque le teme al vacío existencial que pueda
experimentar cuando ya no se ve obligado a trabajar y otra es sentirse que no
hay opción. Mi padre, con 82 años, nunca
ha dejado de trabajar. Abatido como está
con los achaques, algunos propios de la edad y otros agravados por la vejez,
todavía se levanta y trajina aquí y allá hasta que el cuerpo ya no aguanta y
precisa descansar. La palabra retiro es inconcebible
para él. Sin embargo, ese mismo trabajador aparentemente incansable—se me
ocurre que nunca lo he oído decir, “Estoy cansado”—hace tiempo que dejó de
trabajar para el inglés, por lo menos unos cuarenta años. Con esto lo que quiero decir es que no todo el
que se retira de un empleo asalariado lo hace para sentarse a ver televisión—que
conste que no hay nada malo con eso. Lo que me parece imperdonable es que no
haya remedio. Que después de laborar para esta o aquella empresa, no se pueda
uno retirar y hacer lo que a uno le dé la gana con su tiempo.
Aquí, en
parte, lo que sucede es que nos han lavado el cerebro. Nos han hecho creer que el trabajo enaltece
el espíritu, especialmente si el empleo incluye sacrificarse para que otro se
lucre. Yo he tenido la suerte de tener un trabajo al que llego con entusiasmo y
ganas. Sin embargo, para muchos es simplemente una manera de ganarse la vida y
nada más. NO sienten orgullo por lo que hacen ni lealtad hacia sus patronos, y
no los culpo. No se la merecen. Mi hermana estuvo empleada por muchos años en una farmacéutica
cuyo nombre no queremos recordar. Los
primeros ocho años, los trabajó con tanto afán y entusiasmo que nunca se
ausentaba. Al cabo del año diez, se dio cuenta
que a los mediocres—para que vean que esto no pasa sólo en el gobierno—a los
que no sentían el mismo arrojo, les iba mejor que a ella. Por otra parte, la
compañía tenía ganancias significativas año tras año y los empleados, nada. En
fin, que muy pronto se dio cuenta que ella no le debía lealtad alguna. Recientemente una joven, empleada de un
supermercado local que cerró, nos comentaba que no era justo que los empleados
tuvieran que avisarle a la compañía si iban a dejar el empleo con dos semanas
de antelación y sin embargo, los dueños del colmado cerraban de la noche a la
mañana—como pasó en EL AMAL por ejemplo—y nadie pensaba en lo que eso
significaba para ellos. “Los dueños son
ricos, yo no lo soy.”
Así llego a
los empleados de las empresas privadas a los que les re-jode que los públicos
tenga una pensión. En vez de reprocharles
a los empleados públicos los derechos que han adquirido—muchos a expensas de un
salario razonable y aceptando laborar en condiciones deplorables—deberían recordar
que we’re all in this together. Las empresas cuentan con esa falta de
solidaridad para continuar explotándonos. Cuentan con la mezquindad nuestra de todos los
días para lucrarse de nuestro trabajo. En fin, que lo que debe preocuparles es que
las condiciones de todos los trabajadores sean justas, que todos los
trabajadores reciban sueldos decentes que les permita vivir cómodos y sin tener
que preocuparse por sobrevivir o mantener a sus familias cuando se enfermen o
ya no puedan trabajar.
Y los dejo
por ahora con un video de youtube. ¿Qué han hecho las uniones por nosotros? Tal vez, esto les explique el porque algunos empleados públicos pueden optar por un retiro más o menos decente y otros no. También explica como los logros de algunos trabajadores nos benefician a todos.
1 comment:
Creo que lo peor es que hay algunos en el gobierno que sin tener que trabajar por 30 o 40 años reciban pensiones y que los nuevos empleados del gobierno no tendrán ese beneficio.
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