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Wednesday, July 13, 2022

La semilla del mañana

            For Jane


Estoy en el patio desyerbando. Oigo los pájaros cantar y recuerdo que debo vaciar el contenedor de la composta. Un pitirre protector que ha hecho nido en el palo de aguacate por lo que cree le pertenece, me ataca. Yo me agacho y veo unas parchas en el suelo así que tratando de esquivar al pájaro hostil que se anida en mi árbol, las recojo. Entonces pienso en el joven que pronto ha de cumplir catorce años y le hago gestos para que me mire y atienda ya que desde que se levanta hasta que se acuesta se sienta por diferentes puntos de la casa encorvado y concentrado en lo que le dice la laptop, o la tablet. La verdad es que no he indagado. No se que tipo de aparato es. Sé que es un equipo electrónico que lo tiene ensimismado. Lo invito a salir al patio conmigo y me pregunta “¿A qué?”. Yo le digo que a conocer el mundo y me lanza una de esas sonrisas sardónicas que solo los jóvenes saben hacer y encoge los hombros. “¿No te interesa conocer el mundo?” le pregunto a lo que me responde con hastío y diría que hasta un poco de desdén, “Ya sé lo que hay ahí. Unos palos con frutas y una piscinita.” 

En esos precisos minutos llega un mensaje de una amiga. Es un meme que incluye una cita de Carl Sagan. 

"You go talk to kindergartners or first-grade kids, you find a class full of science enthusiasts. They ask deep questions. They ask, "What is a dream, why do we have toes, why is the moon round, what is the birthday of the world, why is grass green?" These are profound, important questions. They just    bubble right out of them. You go talk to 12th graders and there's none of that. They've become    incurious. Something terrible has happened between kindergarten and 12th grade."

Mi amiga quiere saber que pienso de la cita de Sagan. Pues, pienso que lo triste es que no tienes que esperar a que lleguen al año doce para que pierdan la curiosidad por aprender. Se pierde mucho antes. Alguien alguna vez me dijo que se perdía al llegar al cuarto grado, o sea a la edad de nueve años. Uno de mis nietos llegó a los nueve este año. Y me temo que hay algo de eso. Algo pasa en las escuelas o en la forma en que los niños se forman en las escuelas que pierden el interés por el mundo. O tal vez es el hogar. ¿Qué pasa en la casa que el pequeño o pequeña pierde interés? Empiezan por hacer lo mínimo por pasar las clases y corren a conectarse a una laptop, teléfono u otro electrónico. Y las niñas me preocupan especialmente, pero ese es otro tema. 

Que no, que no todos lo hacen a esa edad y hay algunos que son capaces de mantenerse interesados en el mundo siempre, pero me temo que son los menos. Por otra parte hay los que la pierden y la recuperan. Hay para quienes una maestra enciende una mecha en el camino, o en la universidad un profesor, una compañera o una lectura los transforma. 

Le pregunto al nieto que está de visita, que qué se ve haciendo de adulto y me dice que nada. Lo presiono y me dice que arquitecto. Le pregunto, "¿qué es un arquitecto?" Y me contesta algo que vagamente se asemeja a lo que es el trabajo de ese profesional para después confesar que no está seguro de lo que es un arquitecto. "¿Y si tus padres desaparecen mañana, has pensado como te las arreglarías para sobrevivir?"insisto. Después de un rato me dice que el está muy joven para pensar en eso. 

Yo quisiera recordar qué hacía a los catorce. Recuerdo a los catorce me enamoré por primera vez y leía, casi exclusivamente, novelas de Corin Tellado y Barbara Cartland. Así que mi cabeza estaba llena de musarañas también, pero soñaba con ir a lugares exóticos y con conocer gente interesante. No sé con que sueña los nietos. 

Al otro día, ¡una revelación! En mi intento por involucrar al nieto, le pregunto si ha oído de lo sucedido en Sri Lanka. Le cuento como el pueblo invadió el palacio del presidente y hasta se echaron a la piscina. El se ríe y me dice que si vio algo en la televisión, aunque no lo he visto sentarse a ver televisión… Y me pregunta que por qué pasa eso, lo de Sri Lanka. (Estamos escuchando la radio, el programa Sobre la mesa. En el programa Marilú Guzmán (moderadora de turno) le pregunta al Dr. Carlos Severino sobre la crisis en Sri Lanka y el doctor hace un resumen y menciona lo de Haití.) El nieto me dice, muy confiado “¿Sabes por qué ocurrió eso en Haití?”Y se me paran los pelos de punta. Temo oír lo que me va a decir pero trago en seco y le digo, “Ajá. ¿Por qué?” Y me suelta que si la esclavitud, que si el monocultivo, que si la deuda que le impusieron los franceses que nunca ha podido pagar el país vecino. Me confieso felizmente aliviada y hasta orgullosa. 

Cuando se lo cuento al colega me dice, “Eso habla muy bien de el, de la escuela y del maestro”. 

Así que, repaso la pregunta inicial y confieso que solo sé que no sé nada. Que los padres, los abuelos y a veces hasta los maestros desconocemos lo que aprenden los muchachos, lo que les interesa, lo que les va a cambiar la vida, pero eso no nos impide preocuparnos, interesarnos por oir lo que puedan decir, y hasta inmiscuirnos en sus vidas y cantar a viva voz, “Oh, very young, where will you lead us this time?”

 Incluyo enlace a YouTube de tres  canciones sobre la niñez que siempre me han encantado porque recogen eso que sentimos los mayores con hijos y nietos, esa mezcla de esperanza y dudas... 

1. Oh, very young by Cat Stevens 

2. Ribbons undone by Tori Amos 

3. Esos locos bajitos de Serrat