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Tuesday, March 10, 2020

Por el mundo tuiteando


Como saben mis seguidores…no tengo página de Facebook. Me había resistido a entrar en ese mundo de las redes sociales, porque, sin más regodeos, tiendo a la adicción. Está en mis genes. Sin embargo, acabo de abrir una cuenta de Twitter y ahora entiendo el apego a las redes. Abrí la cuenta durante los terremotos. Me parecía la forma más eficiente de saber cuando y con cuanta frecuencia ocurrían los movimientos telúricos. Así que la primera organización que seguí fue La red sísmica y con ella La Autoridad de Energía Eléctrica. A medida en que los sismos fueron disminuyendo en frecuencia e intensidad, empecé a seguir otras fuentes.

Twitter es una red social como FB, pero con unas limitaciones. No puedes escribir textos muy largos, aunque hay los famosos threads (¿hilos?) que usan las personas para extender sus mensajes. En Facebook la gente postea sus fotos y los amigos pueden seguir sus andanzas. En Twitter es más complicado, y más caótico. Una amiga lo describió como ruidoso. Entre más personas u organizaciones sigues, a más alboroto te expones. Por otra parte, seguir a un grupo reducido de personas te condena al aburrimiento, o al hastío. Pongo por ejemplo que una de las celebridades que comencé a seguir cuando abrí la cuenta fue a Ricky Gervais. Es un comediante de un humor irreverente y mordaz. Me cae bien, sus tuits suelen ser entretenidos pero en estos días ha estado promoviendo la segunda temporada de la serie Afterlife (ví la primera y la recomiendo) y sus seguidores eran tan aduladores que estuve tentada a dejar de seguirlo hasta que me di cuenta que siguiendo a otros podía dejar de ver los tuits que venían tan seguiditos de sus seguidores. Así que a medida que me adentro en el mundo de Twitter, voy entendiendo como se brega y como aprovechar mejor lo que ofrece. Por ejemplo, no entendía que ocurría cuando das un retweet. Ahora sé que eso expone el mismo texto o enlace otra vez a tus contactos. En mi caso que tengo pocos contactos, no es algo que valga la pena pero debe ser útil para el que quiere anunciar una actividad o promover una idea.

Los seguidores son de dos tipos. Están los que uno sigue y los que siguen a uno. Hay quien te sigue porque le interesa lo que posteas y hay los que te siguen para que tú los sigas, o para venderte algún producto o idea. Como yo no escribo tuits, por lo menos no lo he hecho, no me importa que me sigan. Mi actividad en la red se ha limitado, por ahora, a leer lo que postean otros y a hacer algún comentario o dar algunos likes. Lo de los comentarios también es delicado porque como hay tantas cuentas anónimas y mucha testosterona en Twitter, se presta para los ataques personales. Pongo por ejemplo algo que le pasó a la actriz Johanna Rosaly. Johanna escribió un mensaje en el que se quejaba de los tuits que atacaban a alguien por ser viejo y un tipo le dijo "vieja." Ella le reclamó y el tipo entonces le dijo "perra." Ella copió su interacción, la compartió y después bloqueó al agresor. Eso de bloquear a un seguidor parece común entre los que escriben muchos tuits. Muchos políticos bloquean a los tuiteros que los critican o quienes les reclaman. Por lo que he podido ver, una que ha bloqueado muchas cuentas es la representante Tata Charbonier. Parece que la atacan mucho o que ella prefiere no bregar con los que no la respaldan.

Resulta que Twitter es un medio ideal para seguir las noticias. En estos días me ha mantenido informada de los desatinos del gobierno, las primarias demócratas y los infortunios del coronavirus. Para esto sigo varios periódicos y revistas como El País, The New Yorker, BBC News, Sin Comillas y otros.  Estos me permiten estar al tanto de lo que ocurre fuera de mi estrecho círculo social. Twitter también es un lugar ideal para la tontería. En estos últimos días estuve muy interesada en los vaivenes de un pollo; si, un pollito que adoptó un usuario. El usuario ponía fotos y vídeos del pollito y los demás le hacían comentarios jocosos. Unos, lo encontraban adorable y otros lo tildaban de ridículo. Fue divertido seguirlo hasta que anunció que el pájaro había fallecido. Algunos mostraron solidaridad y otros lo culparon por engreír al pollo. En fin, que el descubrimiento de esta red social, que no tiene el alcance de Facebook, me entretiene muchísimo y me ha abierto nuevos horizontes.