Acabo de
recibir los últimos dos números de Sargasso,
la revista del Departamento de inglés de la Universidad de Puerto Rico en Río
Piedras correspondientes al año 2011-2012. Uno de los números, el que concierne
esta columna, ha sido dedicado a la huelga de estudiantes del 2010-2011 y ha
sido subtitulado: Public Education:
Crisis and Dialogue at the University of Puerto Rico. Comienzo entonces por
felicitar a los editores Maritza Stanchich y Don Walicek por recoger este conjunto de
ensayos que pretende servir de guía a futuros estudiosos del tema de modo
que no pase este evento, que conmocionó a los universitarios y allegados y
logró mantener la atención de la prensa por meses, una hazaña difícil de lograr
en los medios tan volubles e inconsecuentes, al olvido.
La “Introducción”
a cargo de Stanchich así como la cronología que le sigue, de Alessandra Rosa,
sirven, como dice la editora, para facilitar un “análisis retrospectivo” de las
repercusiones de este incidente a nivel local, en los Estados Unidos y en otros
países. Los ensayos que siguen van desde la reflexión sobre el futuro de la
Universidad, como el del Dr. Francisco Picó “University and Society” hasta un ensayo
fotográfico de Ricardo Alcaraz Díaz del periódico Dialogo que narra en imágenes algunos de los momentos más
emblemáticos de la huelga.
En este
espacio me propongo comentar tres ensayos—a modo de aliciente para que adquieran
la revista—el de Picó que menciono arriba, el de Giovanni Roberto “De cuando el
barrio entró a la UPR” y el ya famoso de Carlos Pabón “Fungir como docentes”.
El ensayo
de Picó (cuyas citas traduzco) debería ser punto de partida para la discusión
del futuro de la universidad—ahora que nos enfrentamos a otro intento de
reforma y en yuxtaposición al énfasis en las acreditaciones que tanto han
mermado el apoyo de los programas académicos a los cursos considerados de
educación general. Y es que Picó nos exhorta
a repensar la Universidad (un poco volviendo a sus orígenes) no como un taller
para la preparación de la fuerza trabajadora sino como un aposento en el que se
va a cultivar el intelecto. Dice Picó que “En la tradición occidental un
universitario adquiría una mente crítica y conocimiento de los preocupaciones
más pertinentes en las humanidades, ciencias sociales y naturales.” Asegura el profesor de Humanidades que además
de conocer cómo funcionan las sociedades, un universitario hoy necesita
aprender a integrar el conocimiento. Esto
podría lograrse, extendiendo en vez de acortando los créditos académicos, reclutando
profesores internacionales o con experiencia internacional, asistiendo (estudiantes
y profesores) a congresos internacionales, reenfocando y reforzando el servicio
comunitario y enriqueciendo, no menguando como ha ido ocurriendo, las
colecciones de las bibliotecas para facilitar y apoyar la investigación.
Giovanni
Roberto recoge el momento histórico en la huelga cuando en diciembre de 2010 un
contingente de jóvenes es contratado por una compañía privada, Capitol
Security, (contratada a su vez por la administración del recinto de Río
Piedras) “para intimidar” a los estudiantes huelguistas. En su análisis de lo que ocurrió aquella
noche, Roberto reconoce la violencia institucional que se esconde detrás de la
burocracia administrativa de la Universidad y cómo la educación sirve para
marcar diferencias. Al enfrentarse los
jóvenes—en su mayoría negros y pobres, excluidos de la sociedad por su color y
clase social—a los universitarios, hubo un momento de tensión que se subsanó
cuando lograron los huelguistas mirarse en el espejo del Otro.
Finalmente,
comento someramente el artículo de Pabón ya que fue y sigue siendo comentado
ampliamente y es uno de los artículos que más comentarios (de ataque y de
apoyo) ha recibido en la revista 80grados,
revista que surgió durante la huelga y sirvió dicho sea de paso, como un
vehículo para comentar la huelga y es hoy un espacio importante en la discusión
de asuntos universitarios y culturales.
En este artículo, Pabón pide que funjamos como docentes volviendo al salón
y buscando a través del diálogo la
solución al problema huelgario. Le pide a los huelguistas que le permitan
volver al salón. Hace además una crítica a la asociación de profesores (APPU)
por abrogarse el derecho de hablar por todos los profesores, cometario que
sirvió como detonante para los ataques que sucedieron la publicación de la columna. De modo que la tesis de Pabón que proponía
analizar el indispensable y todavía pertinente rol de los docentes en el
conflicto se convirtió en un dime y direte entre los que apoyaban y no apoyaban
la huelga, y los que apoyaban o no a la APPU. También recibió el beso de muerte
cuando fue usado por la administración para demostrar que los profesores
“serios” no apoyaban la huelga por lo que Pabón tuvo que emitir un epílogo en el que rechazaba el endoso de la presidenta de la Junta de Síndicos.
Lamentablemente, los ensayos y el enfoque de este número de Sargasso
se concentra solo en lo que ocurrió en el recinto de Río Piedras—a pesar de que
también fue la primera huelga que logró unir a las once unidades (“Once
recintos, una sola UPR” era el lema). Aún así, este número es un intento loable de documentar para la
posteridad lo ocurrido en la huelga para que queden consignados los aciertos y
las fallas de este momento que marcó para siempre la historia de la Universidad
de Puerto Rico.
para más información de cómo adquirir la revista, visite: http://humanidades.uprrp.edu/ingles/pubs/sargasso.htm